Los relevistas cortos son concebidos como lanzadores que a base de poder llegan a ponerle punto final a los juegos y tienen de las más altas tasas de bateadores ponchados por innings.
En nuestro medio, los taponeros suelen ser veteranos que a base de astucia, localización y temperamento garantizan las victorias.
Justo Pérez está rompiendo el molde como rematador del Estelí, al poner el orden con una bola rápida que camina encima del promedio y que combinada con una filosa curva, está produciendo estragos en el Campeonato Nacional de Beisbol Superior.
El zurdo de Pueblo Nuevo tiene la mejor frecuencia ponchadora de la liga, al abanicar a 27 bateadores en 22 entradas y solamente regala tres boletos, mientras presenta una lujosa efectividad de 0.82, con balance de 1-1 y cinco salvamentos en 13 apariciones.
“A mí me impresionó. Calculo que estaba tirando a 88 ó 89 millas. Está demostrando que es un tremendo pítcher”, dice Adalid López, mánager del Granada, que el pasado fin de semana fue testigo del gran momento que atraviesa Pérez, quien en tres episodios no permitió ningún corredor en las bases y recetó seis ponches.
“Pone strikes y es valiente. Usa muy bien las esquinas del home plate y sabe combinar sus lanzamientos. Esconde la pelota antes de soltarla, lo que hace más difícil de descifrar. Además tiene el temperamento para asimilar la presión. En este momento creo que está a la par de los mejores zurdos de la liga”, opina Sandy, quien además de andar de coach con el Bóer, es scout de los Gigantes de San Francisco.
Pérez, de 29 años, ya no es un prospecto para el beisbol profesional, pero si se empeña en mantener su nivel, le aguarda una larga y exitosa carrera en el beisbol casero.
“Para mí ha sido uno de los lanzadores más incómodos que he enfrentado”, asegura el artillero del Bóer, Mario Holmann. “Su mejor arma es la curva, que tiene la combinación de ser grande y rápida, algo que no es muy usual. Su recta también es buena”.
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