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“Corremos el riesgo de desaparecer”

A ratos las respuestas de Eliseo Núñez Morales sobre sus ideas de unidad entre el liberalismo, suenan a pura utopía. Habla de cambios profundos, de dejar a un lado los intereses individuales y hasta que la tan inestable bancada de la ALN (Alianza Liberal Nicaragüense) se comprometa a votar junto con ellos en la Asamblea Nacional para que los liberales vuelvan a ser mayoría en la Asamblea Nacional.

Fotos de La Prensa/Bismarck Picado y Oscar Navarrete

A ratos las respuestas de Eliseo Núñez Morales sobre sus ideas de unidad entre el liberalismo, suenan a pura utopía. Habla de cambios profundos, de dejar a un lado los intereses individuales y hasta que la tan inestable bancada de la ALN (Alianza Liberal Nicaragüense) se comprometa a votar junto con ellos en la Asamblea Nacional para que los liberales vuelvan a ser mayoría en la Asamblea Nacional.

Núñez, miembro del Movimiento Vamos con Eduardo, sostiene que éste es un momento de “supervivencia” para el liberalismo, y por lo tanto la pregunta sobre quién va a ser su candidato presidencial es un asunto que no debería importar. Desde su punto de vista, lo esencial ahora es lograr el compromiso de todas las fuerzas liberales para aglutinar el voto disperso que tienen, contrariando la polarización impulsada por el Frente Sandinista y así derrotar a Ortega en las urnas electorales.

Pero hay un problema. Después de esa meta no se han planteado ninguna otra y se corre el riesgo de que los liberales repitan la historia de los conservadores, quienes una vez derrocada la dinastía de los Somoza, se quedaron sin razón de ser.

¿Hacia dónde va la unidad liberal en este momento?

Yo creo que hemos llegado a un momento de definiciones y se necesita poner los parámetros bien claros, pero lo que ha sucedido es que nos encontramos en una especie de estancamiento sobre el tener que cumplir los acuerdos, y ya al final de la negociación comienzan las dudas alrededor de la confiabilidad. Ahí es donde nos encontramos, pero creo que lo que se ha avanzado ha sido producto de una muy buena voluntad y que eso es lo que va persistir.

¿Hasta ahora comienzan las dudas a pesar que siempre ha existido esa desconfianza entre los mismos liberales?

Es que hay una desconfianza al rededor del tema en general de la unidad, pero cuando digo que comienzan las dudas es alrededor de los cumplimientos específicos que se tienen que dar entre unos y otros.

¿Qué tipo de comprom isos?

Las bancadas en conjunto, elecciones de cargos, la selección de los padrones para las elecciones primarias, el ir o no ir a una elección primaria, el respetar o no una votación primaria, todo ese tipo de cosas son las que están en juego.

Con la abierta aspiración presidencial de Arnoldo Alemán, ¿cómo queda todo eso?

Mirá, él tiene derecho a aspirar. En las aspiraciones de Arnoldo miro un esfuerzo por ganar la batalla dentro de su propio conglomerado. Arnoldo sabe que necesita más allá del PLC para conseguir una candidatura presidencial viable, pero primero tiene que evitar que surjan otras candidaturas dentro de su propio partido, entonces el adelanto que está haciendo (con las elecciones internas del PLC) es de cara a los competidores que pudiera tener dentro del PLC, léase José Rizo, Francisco Aguirre, Wilfredo Navarro…

¿Pero con la fidelidad que han demostrado dentro del PLC hacia Arnoldo Alemán cree que exista otro candidato que lo pueda superar?

Es que él puede saber que tiene esa fidelidad y lealtad pero tiene que asegurársela.

¿De qué manera?

Sacando a todo mundo del juego y siendo el candidato único del PLC. Él lo que no puede permitir es llegar a unas primarias donde el PLC ponga más de un candidato.

Como lo hizo con Eduardo Montealegre…

Como ha hecho normalmente. Lo que está tratando de hacer es llegar a las primarias interpartidarias como único candidato y no permitir que pueda hacer fórmula, por mencionar un caso hipotético, un Eduardo Montealegre con Wilfredo Navarro o unas primarias donde exista una mezcla y Arnoldo tenga que competir no sólo por el voto del PLC sino por el voto que generaría Wilfredo adentro del PLC en su contra, pero éste es sólo un ejemplo hipotético, no es que te esté diciendo que pudiera pasar, pero es lo que Arnoldo quiere evitar.

¿Qué tan sano es Arnoldo Alemán para la unidad liberal?

Mirá, en la medida en que el alemacentrismo y el centrismo del PLC vayan disminuyendo, cualquier persona puede entrar en el esquema de la unidad liberal. Incluso liderazgos fuertes como el de Arnoldo pueden generar la oportunidad de una verdadera reforma si ellos llegan a la conclusión de que el recuento de ellos tiene que ser por cuánta institucionalidad le generan a su país y no por cuánto tiempo se mantienen en el poder. Es decir, si Arnoldo Alemán pensara en su verdadera trascendencia, debería estar estructurando su propia sucesión, (sin embargo), él está bajando un peldaño que había conseguido, está bajando del peldaño de ex presidente de la República y volviendo al de competidor con todas las vulnerabilidades que pueda generar en lugar de emplear esta fortaleza para preparar una sucesión ordenada dentro de su partido y una sucesión que le dé garantías a la institución partidaria de poder seguir adelante. Al entrar como competidor es una oportunidad que él mismo está perdiendo para proyectar al liberalismo hacia adelante.

Regresemos diez años atrás, ¿desde su punto de vista qué fue lo que provocó la división de los liberales?

La exclusión. Causas que todavía persisten en el esquema partidario del PLC. En este momento estamos proponiendo que las exclusiones puedan ser manejadas dentro del propio liberalismo, los liberales hemos tendido a ser muy sectarios, a seguir liderazgos fuertes y el que queda fuera del liderazgo fuerte queda sin oportunidades y esto es la esencia de la división liberal. De ahí, las acusaciones entre uno y otro liberal son parte de la misma dinámica de querer buscar la sucesión y cuando no encontrás un esquema de sucesión institucional, entonces no te queda más remedio que querer derrotar al que está a la cabeza y eso significa utilizar cualquier herramienta y cualquier error para tratar de desaparecer al otro.

Entonces, no podemos darnos el lujo de salir de este proceso (de unidad) sin diseñar el camino para la sucesión del propio partido en el que se cultiven todos los cuadros que tengan aspiraciones y convertir al liberalismo en un verdadero partido de ciudadanos y no un partido de políticos como hemos sido hasta ahora.

Desde afuera se ven como los que están con Arnoldo Alemán y los que están con Eduardo Montealegre o los que están en contra de uno de los dos.

Los liberales corremos riesgos tan grandes como los que corrieron los conservadores en los años sesenta y setenta. El conservatismo durante años no tuvo mayor postulado ideológico que derrotar a Somoza. Cuando Somoza cayó, la mayor parte de los conservadores no encontró ninguna otra causa para seguir adelante porque no se le había dado al partido una carga ideológica adecuada, no se había formado su base en un entarimado de principios y creencias que les pudiesen permitir decir ‘soy conservador por estas razones’. Entonces, nosotros corremos el riesgo que si mañana por una u otra razón desaparece Daniel Ortega, no hemos construido los liberales un partido institucional fuerte que pueda sostener principios ideológicos. Todo lo que hemos construido es alrededor de oponerse al Frente Sandinista durante los últimos once años, entonces terminamos siendo los liberales un partido signado por el opositor…

Aquí nadie está discutiendo sobre salud, educación, todas las discusiones tienen que ver con lo más básico, cómo elegir magistrados, cómo tener un Consejo Supremo Electoral confiable, y la discusión de hacia dónde querés enrumbar este país ni si quiera llega a la mesa. Y no se está teniendo porque el Frente se opuso a nosotros durante 16 años y ahora nosotros estamos repitiendo lo mismo, pero eso se debe al problema sociocultural que hay en el país para crear liderazgos fuertes, pero eso se rompió en las elecciones pasadas. Para mí, en las elecciones del 2006, a pesar de haber ganado Daniel Ortega, por primera vez en Nicaragua la gente pudo ir a una elección y escoger entre lo que más le gustaba. Hoy vamos a una elección en las que vamos a escoger no lo que más nos gusta, sino lo que menos nos disgusta. La presión por la unidad, la presión por ir todos juntos es para sacar a Ortega del poder, pero estamos perdiendo la pluralidad política que había en el 2006.

Quiere decir que el candidato liberal que surja de esa unidad, tal vez no sea el idóneo, pero va a ser el que tenga que ser…

Existe esa posibilidad, en tanto tengás como condicionante una unidad total, porque aquí no se está escogiendo al candidato, aquí todo está girando al rededor de armar una coalición que se le oponga frontalmente a Ortega y dejarlo sin posibilidades de que tenga una competencia adicional para no permitir que haga fraude. Para mí eso es lo que garantizaría la salida de Ortega del poder, porque Ortega no ha avanzado ni un ápice en su mercado electoral, más bien ha retrocedido y cuando sumás todos los votos opositores de Ortega la ventaja es mayúscula, pero desde el punto de vista de sociedad, estamos sufriendo un retroceso porque habíamos llegando a una pluralidad que nos llevaba a discutir cosas esenciales como el rumbo económico y cómo solucionar los problemas de la gente que camina día a día en las calles, pero ese tipo de discusiones no existen hoy en este país.

¿Y a nivel partidario?

Tampoco, porque ahorita es sobrevivencia pura desde el punto de vista político. El nivel de autoritarismo es tal que nosotros por culpa del régimen (de Ortega) nos quedamos sin partido, nos robaron las elecciones (municipales del 2008). Estamos capeando lo básico y se ha dejado de discutir los otros temas y para mí eso es parte de la estrategia del gobierno en la medida que no se discutan los servicios que no están brindando a la población. Se está en una discusión polarizante que aglutina al sandinismo.

Para garantizar ese triunfo de una unidad liberal ustedes han dicho que necesitan reglas del juego limpias, un Consejo Supremo Electoral creíble, confiable, pero para que eso suceda Arnoldo Alemán tendría que ceder las cuotas de poder que tiene en sus manos.

Para elegir nuevos magistrados se necesitan 56 votos y nadie los tiene, entonces se va tener que votar con el Frente. Y para que Arnoldo Alemán sea viable como candidato no puede hacer un arreglo con el Frente, eso le da el poder que tiene, pero lo colapsaría desde el punto de vista electoral.

¿Y cuánta confianza tienen en ALN?

Yo siempre he dicho que en ALN hay cinco diputados y algunas veces hasta seis posiciones políticas. Ellos hacen mal las matemáticas. Habría que ver qué voluntad muestran de cara a futuro.

Para que ALN entre a este proceso de unidad tendrá que entrar con las garantías que nos pidan a nosotros como nosotros a ellos y eso implica que varíen su esquema de votación en la Asamblea Nacional porque van a tener que caminar hacia una bancada más homogénea, más unida, que permita que los liberales vuelvan a ser la mayoría en la Asamblea.

Ahorita tenemos que estar conscientes que lo que tenemos son 40 votos en la Asamblea Nacional y tenemos la obligación de buscar los votos de ALN y los del PLC para volver a tener 47 votos en la Asamblea. Los liberales tenemos que estar conscientes que no somos mayoría en la Asamblea, a menos que vayamos unidos.

Pero esa sería una unidad débil. Están contrarreloj y hay demasiados intereses de todas las partes en juego.

Mirá, sería una unidad de cara al 2011. Mi sueño es partir de este proceso de unidad para que deje de ser un partido de líder, pero esa es la parte más ambiciosas. A como están las cosas, lo que se va conseguir es una unidad que va resolver el primer tema, no permitir que Ortega siga en el poder. Después veremos y ojalá haya la sensatez suficiente para que se vean el resto de los temas de cara a futuro porque si no, pueden pasar una de dos cosas, o surge un Ortega por cualquier lado con el mismo discurso y autoritarismo, o, si no hacemos lo que debemos hacer, de nosotros mismos podría surgir otra división y un candidato que se apodere del esquema partidario y consolide un nuevo autoritarismo.

Los pactos no dan votos, ya lo ha dicho usted en varias ocasiones, pero dan poder y capacidad de negociar. ¿De cara a eso, no le parece que esta unidad a como la está planteando es algo demasiado utópica?

Pues fijate que no. Con ella vas a conseguir votos y una vez que consigás votos vas a negociar. Lo que sucede es que el planteamiento de negociación que hemos hecho, primero como ALN y después desde Vamos con Eduardo, no incluía el sustituir a Arnoldo como la contraparte de Ortega.

Nosotros creemos que se tiene que hacer una reforma institucional profunda al país que permita que este país respire, el problema es que para eso se tiene que debilitar a quienes tienen el poder y si algo hemos comprobado, es que a pesar de que tienen poder institucional, la debilidad de Ortega hoy en día desde el punto de vista de legitimidad, es una debilidad absoluta. La única forma que Ortega tiene para aglutinar votos es a través de la polarización y para derrotarlo hay que poner un polo a través de la concentración de poder de la oposición.

Ortega no ha logrado mantener el prestigio izquierdista que tuvo, ha hecho todo lo contrario, entonces hoy nosotros nos enfrentamos a un liderazgo que está en mayores problemas que los que tenía hace años, es una paradoja.

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