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Francisco Xavier Aguirre-Sacasa

¡Quebrados!

Normalmente cuestiones como el endeu- damiento o el tamaño del déficit presupuestario de un país son temas arcanos que sólo les interesa a economistas o presidentes de bancos centrales. Muy pocas veces irrumpen al debate popular de una nación. Sin embargo, a raíz de la Gran Recesión de 2008, estos temas se han vuelto el pan de todos los días, inicialmente en Islandia y posteriormente en Grecia, Irlanda, Portugal y España. Ahora le ha llegado el turno a los Estados Unidos.

La economía —incluyendo el papel que debería de jugar en ella el Estado— dominó la campaña que culminó en la victoria aplastadora del Partido Republicano en las elecciones de medio período en noviembre del 2010. Y ahora que los republicanos han asumido sus curules en la Cámara de Representantes y en el Senado del gobierno federal y en los congresos de los Estados, temas económicos se han convertido en las fallas tectónicas del debate político estadounidense.

La tesis fundamental de los republicanos es que el gobierno federal y los gobiernos de prácticamente todos los 50 Estados de la Unión Americana están quebrados y que esto se debe a los programas para estimular a la economía después de septiembre de 2008. También atribuyen la actual situación a décadas de déficits fiscales y comerciales, principalmente con los países de Asia y en especial la República Popular China.

Señalan, los republicanos, que dentro de algunos meses los Estados Unidos alcanzará el límite máximo autorizado por el Congreso para el endeudamiento público del gobierno federal. Este techo es actualmente US$$14.3 billones (o 14.3 millones de millones de dólares), cifra que es prácticamente igual al 100 por ciento del Producto Interno Bruto (o PIB) de la economía norteamericana. ¡Y es casi tres veces el tamaño de todas las economías latinoamericanas y del Caribe combinadas!

Si el Congreso no autoriza un aumento al techo de endeudamiento, el gobierno federal no podrá pagar su deuda y teóricamente tendrá que recortar sus actividades o hasta cerrar. Y como si esto fuera poco, los desbalances en la economía arrojarán un déficit fiscal de US$$1.6 billones en el año fiscal 2011. Esta última cifra es igual a 11 por ciento del PIB norteamericano, el nivel más elevado en términos relativos desde la Segunda Guerra Mundial. En términos relativos ¡es casi tres veces mayor que el déficit de Nicaragua en 2011!

Obviamente, las finanzas públicas estadounidenses están fuera de control. Los Estados Unidos se están comportando como una república bananera. Es más, de no revertirse este pobre manejo macroeconómico, las generaciones futuras norteamericanas tendrán que cargar con un nivel de endeudamiento asfixiante que condenará al país a una especie de estancamiento socioeconómico y, por ende, a un ocaso geopolítico.

Los problemas económicos de la Unión Americana son alarmantes y han generado una honda preocupación en la ciudadanía. Requieren de acción decisiva por parte del gobierno. Sin embargo, hasta la fecha los políticos al nivel federal —tanto republicanos como demócratas— no han adelantado soluciones contundentes para reducir el tamaño del déficit fiscal y del endeudamiento público. Por ejemplo, la Administración Obama propuso reducir el presupuesto 2011 en US$$30 mil millones. Esta cifra suena alta pero es tan sólo el 2 por ciento del tamaño del déficit. Los republicanos, por su parte, están abogando por un recorte dos veces más grande, pero esto es también insuficiente.

Los políticos estadounid

enses realmente no quieren tomar las decisiones duras e impopulares que se requieren para enderezar la economía. Con sus recortes tímidos, el presidente Obama quiere proyectarse como un administrador responsable de la economía para reelegirse en el 2012. Su reelección es su prioridad. Por su parte los republicanos argumentan que Obama y los demócratas han quebrado al país y los tildan de ser socialistas. Quieren asegurarse que Obama —al igual que Jimmy Carter— sólo gobernará para un período. Esa es su prioridad.

Curiosamente, son los gobernadores de los Estados los que están tomando al toro económico por los cuernos. Quizás es porque no tienen la flexibilidad del gobierno federal que puede imprimir billetes. Además, las constituciones de la mayoría de los Estados no les permiten incurrir déficits fiscales no financiados. Estos gobernadores —incluyendo los republicanos de Wisconsin, Ohio e Indiana, y los demócratas de Nueva York y California— se están viendo obligados a reducir gastos, especialmente la masa salarial, y/o subir impuestos. Esto ha provocado tensiones con los empleados públicos que están organizados en poderosos sindicatos que están resistiendo recortes salariales o en beneficios. Pero a lo largo los empleados tendrán que ceder, ya que los déficits colectivos de los Estados se estiman en US$$125 mil millones en 2012. Y aún más grave, se calcula que los fondos de pensiones de los empleados públicos de los Estados, los condados y los municipios pudieran enfrentar un desfinanciamiento de hasta billones de dólares. Esto es políticamente una bomba social con una mecha corta.

Las realidades se imponen. Y la tremenda realidad de los Estados Unidos es que se encuentra en honduras macroeconómicas que están socavando su futuro económico, social y hasta político. De no revertirse estas tendencias, peligra su estatus como gran potencia. Sus líderes deben enfrentar a la crisis actual como estadistas y no como politiqueros con objetivos y visiones cortoplacistas. Desgraciadamente, hasta la fecha no lo están haciendo al nivel federal.

Opinión

COMENTARIOS

  1. Donald Contreras
    Hace 13 años

    Que buen discernimiento por parte del Sr. Aguirre Sacasa; sin embargo pq no hace el mismo esfuerzo por Nicaragua q es donde el vive y el pais tanto q necesita q alguien de verdad democrata haga algo?????? pq no hace hago respecto a las libertades sean estas sociales, politcas o economicas??????? q ha hecho el para mejorar Nicaragua???

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