AFP
Los republicanos Mitt Romney y Rick Santorum se lanzaron ayer al asalto del electorado del estado de New Hampshire, después que el martes libraron una ajustadísima batalla en Iowa, en la que el primero derrotó por ocho votos al segundo, en la primera etapa para convertirse en candidato a la Casa Blanca.
El resultado consolida a Romney como el favorito para la nominación republicana, pero no logró disipar las dudas acerca del alcance de su popularidad, especialmente entre las bases republicanas tradicionales, cautelosas frente a las credenciales conservadoras del exgobernador de Massachusetts y de su fe mormona.
Tras su triunfo, Romney rechazó las preocupaciones acerca de los reñidos resultados. “No se puede hacer en una contienda de siete lo que se puede en una más pequeña. Y además hago una campaña nacional”, dijo Romney en la cadena ABC.
Por su parte John McCain, que en 2008 arrebató la candidatura republicana a la Presidencia de EE. UU., a Romney, ayer le dio su apoyo, lo que refleja el esfuerzo del “establishment” republicano por evitar un desgarramiento interno en la fuerza, que dejaría en una posición débil al nominado para enfrentar al presidente Barack Obama.
Encuestas realizadas en New Hampshire antes de los resultados electorales de Iowa mostraron a Romney como un candidato fuerte con el apoyo de alrededor de 43 por ciento de los electores. Santorum, con un mensaje católico conservador, insistió en que aún estaba todo por decidirse.
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