EFE/VIDA
Cuando se espera un diagnóstico, “cáncer” es una de las palabras más temidas. Pero, gracias a la innovación científica y tecnológica, contamos con más armas para enfrentarnos a ella. Un conocimiento cada vez más preciso de la enfermedad permite a los especialistas plantear estrategias con mayores posibilidades de victoria.
Según explica Antonio Brugarolas, oncólogo de los hospitales USP San Camilo de Madrid y USP San Jaime, de Torrevieja, en España: “la conservación de la vida necesita que los tejidos se regeneren para reponer las células dañadas o envejecidas. Así, las células madre crean nuevas estirpes que adoptan las funciones propias de cada órgano”.
El problema sobreviene cuando los mecanismos de crecimiento y división celular pierden el control. Entonces “se forman tumores que crecen con autonomía y de manera desorganizada. Si adquieren la capacidad de invadir y destruir tejidos sanos se denominan cáncer o tumores malignos porque pueden causar la muerte”, añade.
Nuestro organismo cuenta con varios recursos para defenderse de la aparición del cáncer. Por ello, cuando surge un tumor maligno se han producido alteraciones que llevan al incremento del crecimiento celular y al mismo tiempo se han inutilizado los procedimientos de control, apunta el especialista.
Hace ya más de una década, Robert Weinberg, del Whitehead Institute of Cancer Research de Boston, definió los mecanismos necesarios para que una célula se convierta en cancerosa.
El doctor Brugarolas detalla que tales mecanismos son: “Ser autosuficiente en señales que promuevan su crecimiento, ser insensible a las señales que frenan el crecimiento descontrolado, evadir la muerte celular programada, tener un potencial de replicación ilimitado, conseguir que el organismo sano le proporcione vasos sanguíneos y ser capaz de desarrollar mecanismos de migración y movilización (invasión y metástasis). Estos seis pasos contienen toda la información referente a la formación de un cáncer”, afirma.
Gracias al trabajo de Weinberg se han conseguido importantes avances en la lucha contra el cáncer. “Uno de los más llamativos ha sido el diseño de fármacos dirigidos a corregir las alteraciones en los genes del cáncer”, señala el oncólogo. Esto se conoce como terapia personalizada. Tal nombre alude a que “cada enfermo tiene un tumor maligno diferente y el tratamiento puede dirigirse a las alteraciones específicas de cada caso”, precisa.
Brugarolas destaca que muchas aplicaciones tecnológicas “necesitan procesos largos y costosos de validación y comprobación con el fin de asegurar los beneficios obtenidos y avanzar en el control definitivo del cáncer”.
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