Anne Pérez Rivera
“Da escalofríos al ver qué tan vulnerable es el sitio”, dice el agrónomo y especialista en desarrollo rural, César Aguirre, al evaluar el riesgo de deslizamientos en el municipio de Pueblo Nuevo, en Estelí.
En esa zona, las cárcavas se han convertido en bloques completos de tierra que ya se están deslizando y ya se han registrado 170 derrumbes en diferentes niveles.
“Los deslizamientos pueden ser peores en Pueblo Nuevo si no se aplican medidas de prevención y hasta puede ocurrir otro Casita (derrumbe de este volcán que dejó miles de muertes en 1998)”, valoró Aguirre, quien coordina el proyecto de fortalecimiento de las capacidades locales en ordenamiento territorial y gestión de riesgo en los municipios de Pueblo Nuevo, Ciudad Antigua, Somoto y La Conquista, en la Universidad Agraria (UNA).
De acuerdo con los resultados del proyecto, que cuenta con el apoyo técnico y financiero del organismo Trocaire, hay serios problemas de deterioro de los recursos hídricos, suelos y bosques en los cuatro municipios antes mencionados, como resultado del uso y manejo inadecuado del medioambiente.
“En Somoto detectamos que hay fuertes pendientes y que el suelo está fuertemente degradado porque es de vocación forestal y se usa para otro tipo de actividades”, contó Aguirre.
Asimismo señaló que en Ciudad Antigua, de Nueva Segovia, el factor de mayor riesgo es la sobrexplotación de la zona de pinos. Para el municipio caraceño de La Conquista su vulnerabilidad radica en la contaminación del agua por arsénico.
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