DAMASCO/AFP
Las fuerzas sirias pro régimen mataron ayer a 68 civiles y seguían bombardeando Homs y un pueblo de Idled —según activistas— pese a una tregua solicitada por la Cruz Roja y a un llamado de la ONU pidiendo acceso ilimitado para las organizaciones humanitarias.
Paralelamente, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hizo un llamamiento urgente a las autoridades sirias y a las otras partes involucradas en la violencia a “observar pausas cotidianas de al menos dos horas” para permitir la entrega de ayuda humanitaria y evacuar a los enfermos.
“La situación actual exige que se tome una decisión inmediata para que se pueda instaurar una pausa humanitaria en los combates”, declaró Jakob Kellenberger, presidente del CICR, citado en un comunicado.
Desde el 11 de febrero, los equipos de la Media Luna Roja siria y del CICR lograron entrar a las ciudades de Homs, Bludan, AL Zabadani y Madaya (zona rural de Damasco) para llevar asistencia humanitaria a los más vulnerables.
El jefe del Ejército Libre de Siria (ELS), formado por militares disidentes, el coronel Riad al Asad, recibió favorablemente la iniciativa.
El régimen del presidente Bashar al Asad, blanco de una contestación popular desde mediados de marzo de 2011, no ha reaccionado todavía.
La secretaria general adjunta de la ONU para los Asuntos Humanitarios, Valérie Amos, exhortó a “todas las partes a resistir a la violencia, a reconocer la importancia de la protección de los civiles y a dar acceso sin límites a las organizaciones humanitarias para que podamos ayudar a la gente que lo requiere de manera urgente”.
Por su parte, el Consejo Nacional Sirio (CNS), principal instancia de la oposición siria, trataba el martes de movilizar a la comunidad internacional para levantar “el asedio de Homs” y llevar ayuda humanitaria a los barrios atacados desde hace 18 días.
“No tenemos electricidad ni fuel oil. La gente tiene mucho miedo de que inicien el asalto. La situación es peor de lo que se puedan llegar a imaginar. No queda ni harina”, dijo Omar Shaker, un militante opositor que estaba en la zona de los hechos.
A falta de unos días para el referéndum sobre la Constitución, 200 personas participaron en una sentada frente al Parlamento convocada por organizaciones y movimientos laicos, tolerados por el régimen, para protestar contra una referencia a la sharia en el texto del proyecto de Carta Magna.
