Fotografía
con el poeta
Karla Coreas
Tengo tu fotografía en el escritorio,
celebrando el licor de la ternura.
Licor que poco a poco se ha evaporado
junto a la tigresa del tiempo.
Se me escapa de la memoria
la clemencia de tu pupila,
y tu llanto de cachorro herido
ya no sacude la leche de mi corazón.
Felices compartimos en esa fotografía,
sin treguas ni trucos, como buenos actores.
Nunca asumiste el telón de las ausencias.
Pobre jinete sin talón, sin tierra, ni mundo dónde soñar.
¡Qué rabia!
saber que las ciruelas de tu palabra
no encienden mi vieja lámpara.
¡Qué alegría!
saber que esta historia es inventada,
si no fuera por esta cómplice fotografía,
que todos los días arroja pedradas,
en el rostro de la verdad.
En las noches
de marzo
Karla Coreas
A medianoche
donde la tristeza muestra su asfixia
y el poema oculta su jadeo
recuerdo el garfio de tus ojos
y la orfandad de sus mentiras
el sabor de las cartas
mezclada con el abrazo de promesas
en esas noches de marzo
te llamo en silencio
con la dulzura de un sarcófago
y la amabilidad de una muerta.
Solo vos
Karla Coreas
Hoy mis cortinas encarceladas
se niegan a conversar con el mundo
solo vos sacudís la hoja en blanco
solo vos incendiás este enjambre
de imágenes, este murmullo de letras
solo vos inventás mi historia
solo vos ponés música
en el palacio de mis poros
solo vos sacudís mis frutas maduras
solo vos ponés sándalo y mirra
en la escalera oscura
por donde suben nuestros cuerpos.
Querida Madre mía
Anita López de Lacayo
Dónde estás, quiero verte
te busco intensamente
jamás puedo encontrarte.
No veo tu sonrisa
ni tu pelo plateado
tu cara bonita
tampoco el rosario
Si me acerco a tu cuarto
no estás en la butaca
de madera tallada
que solías sentarte.
Sosteniendo en tus manos
los hilos, las agujas
hilvanando el tejido
que día a día hacías.
Serán los sueños míos
que deseo encontrarte
mas yo sé, que se han ido
muchos años sin verte.
Es una fantasía
que a diario me persigue
dónde estás Madre mía
yo lo sé, estás inerte.
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