En la columna de la semana pasada, que fue titulada Atenea, la mejor diosa, conté que el eminente historiador griego del siglo II, Pausanias, en su descripción de la estatua de Atenea que presidía el majestuoso templo del Partenón, en la Acrópolis de Atenas, indicó que a los pies de la diosa yacía una serpiente que “podría ser Erictonio”. A lo cual agregué, entre paréntesis, la explicación de que Erictonio era un “hijo adoptivo de Atenea, el que nació del semen de Hefestos cuando este intentó violar a la diosa”.
Pues bien, me dijo una lectora de esta columna, ahora tienes que escribir sobre Erictonio y cómo es eso de que nació del semen que cayó sobre la tierra y que era hijo adoptivo de Atenea.
La verdad es que sobre este mito ya escribí una columna que titulé Erictonio, el hijo de la diosa virgen, publicada en LA PRENSA del 24 de diciembre del 2010. En aquella ocasión narré que Hefestos, hijo de Zeus y Hera, había nacido deforme y era increíblemente feo, de manera que cuando llegó a adulto ninguna mujer mortal ni divina quería relacionarse sentimentalmente con él, mucho menos ser su esposa. Agobiado por la soledad y el menosprecio de las mujeres debido a su apariencia física, Hefesto pidió a su padre Zeus que le ayudara. Entonces este decidió casarlo con Atenea, pero sin consultarle a la diosa protectora de la sabiduría y protegía las artes quien había jurado permanecer virgen para siempre.
Como era de esperarse, Atenea se negó a casarse con Hefestos, por lo cual este intentó poseerla por la fuerza y la rodeó con sus poderosos brazos. En el forcejeo Hefestos eyaculó sobre las piernas de Atenea, la que se sacudió con asco el semen y lo arrojó al suelo. Y he aquí que el semen de Hefestos fructificó en la tierra dando origen a una criatura de aspecto monstruoso, con el torso, los brazos, el cuello, la cabeza y el rostro de un hermoso niño, pero en lugar de piernas y pies tenía dos serpientes.
Atenea se compadeció de aquella criatura, anormal pera indefensa, la tomó entre sus brazos, le puso como nombre Erictonio que significaba algo así como nacido de la tierra, la puso en una cesta y la entregó a las princesas Aglauro, Herse y Pándroso, hijas de Cecrop, el primer rey legendario de Atenas, con la recomendación de que lo cuidaran y la advertencia de que nunca abrieran la cesta.
Cuenta la leyenda que las muchachas no resistieron la curiosidad, abrieron la misteriosa cesta que les entregó Atenea y cuando vieron aquella monstruosa criatura, enloquecieron y se arrojaron desde una peña de la Acrópolis de la ciudad.
Transcurrían en ese entonces los primeros tiempos de Atenas, la gran ciudad a la que la diosa Atenea diera su nombre y puso bajo su protección, y por eso llegó a ser el centro del pensamiento, de las artes y de todas las formas de la creación cultural.
Erictonio creció y llegó a rey de Atenas, habiendo gobernado con bondad y sabiduría durante cincuenta años, hasta que le llegó la por causa natural. Se cuenta que Erictonio introdujo el cultivo y el consumo del trigo en Atenas y que inventó el carro halado por caballos, lo que para él era una necesidad imperiosa porque no tenía piernas normales.
Con su invento del carro tirado por caballos Erictonio ganó el premio de los primeros juegos deportivos que se realizaron en Atenas, llamados Panateneas, los cuales él mismo estableció durante su reinado en honor y para la mayor gloria de la diosa Atenea, la gran patrona de la ciudad.
Erictonio creció y llegó a ser uno de los reyes legendarios de Atenas, donde gobernó con bondad y sabiduría durante cincuenta años, hasta su muerte por causa natural e introdujo el cultivo del trigo en Atenas e inventó el carro halado por caballos. Con su invento Erictonio ganó el premio de los primeros juegos deportivos que se realizaron en Atenas, llamados Panateneas, los cuales fueron establecidos durante su reinado en honor y para la mayor gloria de la diosa Atenea, la gran patrona de la ciudad.
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