MANAGUA/AFP
Nicaragua cerró una deslucida campaña para los comicios municipales del domingo, en los que el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda) busca ampliar su control frente a una oposición de derecha dividida en cinco bandos.
Sin despertar entusiasmo en los nicaragüenses, los cierres se concentraron en Managua, principal plaza electoral, donde la izquierda sandinista culminó su campaña con un maratón escolar y una feria de productos baratos y atenciones médicas gratuitas, amenizadas con una banda filarmónica.
Unos 3.7 millones de nicaragüenses elegirán el domingo nuevos alcaldes, vicealcaldes y concejales en los 153 municipios del país, de los cuales actualmente 109 están bajo gobierno local del FSLN, mientras que el resto pertenecen a la oposición, la mayoría liberales.
El oficialismo busca mantenerse en la alcaldía de Managua, que gobierna desde 2000, con la candidatura de la periodista Daysi Torres, quien cerró su campaña con la promesa de construir una capital “más linda” y haciendo un llamado a votar por el Frente Sandinista (FSLN, izquierda) “del comandante Daniel Ortega”.
El FSLN centró su campaña municipal en la figura del presidente Ortega y en la de su esposa, Rosario Murillo, mediante infinidad de afiches y anuncios publicitarios de los que fueron excluidos el resto de candidatos.
También donaron cocinas, láminas de zinc y entregaron pequeños créditos a sus seguidores y a los sectores pobres.
“Ésta ha sido una “campaña casa a casa… iluminados por el amor”, resumió Murillo. Por su parte, la principal alianza opositora del Partido Liberal Independiente (PLI, derecha) realizó un recorrido en caravana por la ciudad, encabezado por su candidato a edil, el empresario Alfredo Gutiérrez, que en su campaña prometió construir 10,000 viviendas y crear 125,000 empleos.
Los otros cuatro partidos de oposición también optaron por caravanas o visitas a los barrios. El magistrado electoral José Villavicencio opinó que la campaña fue modesta y que los partidos no realizaron “mucha propaganda en los medios de comunicación”.
Los comicios se celebrarán bajo la dirección de un cuestionado Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por el oficialismo y señalado por los verificadores internacionales a causa de las irregularidades que se presentaron en las elecciones municipales de 2008, así como en las presidenciales del pasado noviembre, en las que se reeligió a Ortega.
A juicio del director del organismo de observación Ética y Transparencia, Roberto Courtney, la campaña fue “deslucida” por la falta de confianza que existe hacia el CSE. Eso ha provocado “una enorme apatía de parte del electorado”, expresó el analista a la AFP.
El director del Instituto para el Desarrollo y la Democracia, Mauricio Zúñiga, destacó que la campaña fue de “baja intensidad” y con pocos hechos de violencia.