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VIDA
Danger Close y Electronic Arts vuelven a apostar por Medal of Honor, ahora con una secuela que supera a su predecesora en profundidad.
Medal of Honor: Warfighter es un juego de disparos situado en el teatro de operaciones antiterroristas internacional que se distingue de otras propuestas similares por hacer una aproximación relativamente más seria a la vida de un soldado, la camaradería que comparte con sus compañeros y el sufrimiento al cual se exponen tanto él como su familia por el cumplimiento del deber.
DE MUCHOS CAMBIOS
Se trata de un mejor trabajo que la entrega de 2010, con uno que otro momento emotivo y un matiz más sobrio que Bad Company o el propio Battlefield 3.
Esa solemnidad y ese homenaje a los hombres y mujeres que sirven a su país vienen presentados con una campaña diversa y ramificada en dos arcos que convergen en la amenaza de una red terrorista global y un explosivo de gran poder (PETN) que supone una amenaza para Estados Unidos y sus aliados.
Asimismo, nos ponemos las botas de los soldados estadounidenses Preacher y Stump, mientras hacen frente a diversas situaciones de riesgo alrededor del globo, como la persecución de un sospechoso en Pakistán, la toma de rehenes por parte de piratas en aguas internacionales, una reunión de extremistas en Filipinas, la captura de un traficante en los Emiratos Árabes y más.
Todo con el mismo hilo conductor y conectado con el mismo misterioso y letal personaje: el Clérigo.
Ahora podemos afirmar que definitivamente Medal of Honor: Warfighter es un título de disparos sólido con una presentación y narrativa extraordinaria que todo el mundo quiere jugar.