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Eduardo Araica

El gran romántico de la guitarra clásica, Eduardo Araica, mantiene vivo al niño que fue. Le gusta el vino y cantar en privado. Teme a los cocodrilos, jamás ha tenido mascotas y más de alguna vez ha sido el “Profesor Molécula”.

Por: Amalia del Cid

El gran romántico de la guitarra clásica, Eduardo Araica, mantiene vivo al niño que fue. Le gusta el vino y cantar en privado. Teme a los cocodrilos, jamás ha tenido mascotas y más de alguna vez ha sido el “Profesor Molécula”.

::: ¿Cuál es su primer recuerdo?

Una orquesta clásica que dibujé en un papel como a mis tres años.

::: ¿Cómo fue su niñez?

Todavía soy un niño para muchas cosas.

::: ¿Cuáles son sus pasatiempos?

La lectura y el Facebook.

::: ¿Alguna afición?

El futbol, el cine, escribir poesía y visitar las tumbas de personajes históricos.

::: ¿Qué le gusta comer y beber?

Pastas, mariscos, salmón y vino.

::: ¿Algún apodo?

Profesor Molécula.

::: ¿Qué le hace enojar?

La injusticia y la prepotencia.

::: ¿Qué le da miedo?

Tengo pánico a los cocodrilos.

::: Además de la guitarra, ¿cuáles otros instrumentos toca?

Estudié piano por cinco años en Moscú.

::: ¿No canta?

Me gusta cantar, pero por timidez y mala voz no lo hago en público.

::: ¿El lugar de su casa dónde más le gusta estar?

En la sala, frente a la computadora o al televisor.

::: ¿Es romántico?

Demasiado, diría yo.

::: ¿A quién le gustaría conocer?

A Leonardo da Vinci.

::: ¿Cuántas mascotas tiene?

Nunca en mi vida he tenido una mascota, solo zancudos, moscas y ratones.

::: ¿Cuál es su meta de Año Nuevo?

Ninguna. Tratar de ser feliz un día a la vez.

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