Tania Sirias
Hoy se conmemoran 46 años de la masacre en la Avenida Roosevelt, donde miles de ciudadanos se congregaron para demandar garantías para un proceso electoral transparente.
Más de cuatro décadas han transcurrido, pero las circunstancias en que se vive actualmente en el país parecieran ser las mismas de aquel fatídico 22 de enero de 1967.
El economista Edmundo Jarquín señaló que aquella masacre fue el resultado directo de dos factores: “El cierre de los espacios electorales, como ya está ocurriendo de nuevo en Nicaragua, y la existencia de unas fuerzas armadas ‘privatizadas’ por el dictador de entonces, lo que afortunadamente todavía no pasa en Nicaragua y ojalá no pase nunca”.
Para el exguerrillero Moisés Hassan, las demandas que hacían los ciudadanos hace 46 años aún siguen vigentes.
“Recordemos que los nicaragüenses teníamos como antecedente las elecciones de 1962. Fernando Agüero, el líder de la oposición en aquel entonces, sabía que habría fraude, así que tomó la decisión de postularse, pero sí demandó transparencia para los comicios de 1967”, relató Hassan. Asimismo expresó que la población salió a las calles reclamando para que se evitara un fraude electoral.
AFERRADOS AL PODER
Hassan lamentó que el presidente inconstitucional Daniel Ortega, al igual que Anastasio Somoza Debayle, están aferrados al poder, por lo tanto ve difícil que se cambie a los magistrados de facto del Consejo Supremo Electoral, quienes han estado a la cabeza de los fraudes electorales.
Comentó que no cree que Ortega permita una renovación completa del poder electoral y lo único que podría hacer es repartir cargos a sus aliados “y de esa manera apuntarse un diez”.
FALTA DE UNIDAD, MAYOR LASTRE DE LA OPOSICIÓN
Por su parte, Jarquín señaló que 1967 fue el punto culminante de la oposición de Somoza, ya que luego vino el pacto con Agüero, el cual desarmó a los opositores en Nicaragua.
Sin embargo —dijo Jarquín— la diferencia entre el pacto de Agüero con Somoza y el pacto de Daniel Ortega con Arnoldo Alemán, es que el último no ha podido desunir totalmente a la oposición.
“Eso lo pudimos ver en las elecciones de 2008 y 2011 con la candidatura de Fabio Gadea, donde se logró la unidad de fuerzas, pero debido al fraude electoral no se logró reeditar el triunfo electoral”, refirió.
También señaló que si no se logra la unidad de la oposición, no se logrará desafiar el poder de Ortega, así como se hizo con la dictadura somocista. “En este momento no hay unidad y ese es el mayor lastre que arrastra la oposición”, manifestó Jarquín.
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