Los periodistas de LA PRENSA sufrieron la agresión ordenada por el vocero judicial Roberto Larios, cuando llegaron al Complejo Judicial Central en Carretera Norte, para cubrir la noticia de una demanda civil de Zoilamérica Ortega Murillo contra la Embajada de Noruega. Y sin duda, la agresión fue una cobarde represalia por la información publicada ese mismo día en este Diario, redactada y firmada precisamente por Martha Vásquez, acerca de que en julio próximo la Corte Suprema de Justicia será totalmente espuria pues a todos sus magistrados se les habrá vencido sus períodos, pero se mantendrán en los cargos amparados en un decreto inconstitucional de Daniel Ortega.
El régimen orteguista no tolera la libertad de expresión ni le gusta que se diga la verdad acerca de la penosa situación en que se encuentra la administración de justicia en Nicaragua. Pero no se atreve a censurar ni a clausurar los medios de comunicación independientes que lo critican, como lo hizo el mismo Ortega durante la primera dictadura sandinista, en los años ochenta. Y por eso impiden la cobertura noticiosa o agreden físicamente a los periodistas, como lo han hecho ahora contra nuestra redactora Martha Vásquez y nuestro reportero gráfico Manuel Esquivel.
En realidad, desde que Daniel Ortega recuperó el poder presidencial en enero de 2007, pero sobre todo desde que se reeligió pasando por encima de la prohibición constitucional de la reelección presidencial continua y por más de dos periodos, las instituciones democráticas y las garantías individuales de los nicaragüenses han sido erosionadas y el ejercicio independiente del periodismo se ha convertido otra vez en una profesión de riesgo. Y cabe señalar que la Corte Suprema de Justicia es la institución estatal en donde más se impide el ejercicio de la libertad de información y se agrede a los periodistas independientes, después del Consejo Supremo Electoral.
Irónicamente, las personas más enemigas de la libertad de información en esas entidades estatales, y las más agresivas contra los periodistas de los medios independientes y del Diario LA PRENSA en particular, son periodistas derivados en voceros oficiales. O sea que quienes están obligados a facilitar el acceso de los periodistas a la información pública son los más enconados enemigos de la libertad de prensa. De esta manera se confirma el dicho de que no hay peor cuña que la del mismo palo y la conocida experiencia de que los periodistas que se ponen al servicio de los regímenes autoritarios, se vuelven los peores enemigos de la libertad de prensa y de sus colegas profesionales.
Pero ellos, igual que los guardias de seguridad que ejecutan las agresiones contra los periodistas, solo cumplen órdenes de un régimen autoritario violador de la Constitución y de los derechos humanos, al que denunciamos enérgicamente ante la sociedad nicaragüense y la comunidad internacional. Y le exigimos que respete el derecho y la libertad de informar, así como la integridad física de los periodistas independientes en general y los del Diario LA PRENSA en particular.
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