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Mauricio Díaz D.

San Cristóbal de Las Casas

Silencio en la noche: Rafael Sebastián Guillén Vicente (el subcomandante Marcos) ha sido convertido en un artículo más de la sociedad de consumo. En San Cristóbal de Las Casas es común encontrar un bar llamado “Revolución” o pasamontañas con las siglas EZLN vendidos como suvenires en los mercados indígenas, o menús de restaurantes que entremezclan los nombres de platillos tradicionales con consignas guerrilleras. El subcomandante Marcos reducido a la categoría de artículo de consumo comercial, mercantilizado.

Y mientras Marcos se pierde en las conjeturas y las especulaciones, en el parque central de San Cristóbal de Las Casas la figura de Manuel Velasco Suárez se erige recordando su frase: “El hombre vale por lo que sirve no por lo que sabe y menos por lo que tiene”.

Manuel Velasco Suárez fue gobernador del Estado de Chiapas de 1970 a 1976, distinguiéndose por su obra educativa que conllevó la fundación de la Universidad Autónoma de Chiapas, la Escuela de Medicina del Estado y el Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste.

Es el padre del actual gobernador del Estado de Chiapas, Manuel Velazco Coello, un joven y carismático líder del Partido Verde, (un “tapado”) afirman algunos, sugiriendo que podría llegar a ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos mexicanos.

En San Cristóbal de Las Casas se respira la presencia del turismo cosmopolita que se divierte en bares y restaurantes al son de mariachis o de cantantes de todas las latitudes que experimentan sus frustraciones y ensayan eventuales éxitos. Y un aire de inciensos y fragancias que rezuman demandas insatisfechas. Se habla de revolución, pero lo que hay es marginalidad, pobreza, olvido de los indígenas, que ofrecen sus productos en la desesperación por la lucha cotidiana. En medio de la belleza del colorido de los telares llegados desde la época precolombina, de la arquitectura religiosa que en pleno siglo XXI aún nos intimida, por ese sincretismo que se mantiene yuxtapuesto en una eterna lucha espiritual.

Las realidades se imponen y los fast foods y las cadenas norteamericanas de consumo se han encarnado en el paisaje asombroso de una ciudad que se rebela a perder su identidad. Esta es el Nabolón, la casa del jaguar que lucha por su selva y su hábitat ante el avance de la modernización y el materialismo avasallador. Es también la belleza del ámbar expuesto en joyerías y en mercados populares donde la tecnología china intenta falsificar esta maravilla de la naturaleza convertida en obra de arte por orfebres de San Cristóbal.

En la polifonía que inunda calles y plazas la marimba chiapaneca acompaña musicalmente al xoconotl, “la tuna agria” devenida en licores y platillos de una rica y variada gastronomía cuyo fundamento y corazón es el maíz. De allí venimos y hacia allá debemos regresar para reencontrar las raíces casi perdidas en los avatares de la historia.

Y hasta allá llegamos convencidos que algo podríamos hacer por los que salieron de nuestros países en busca de mejores aires, para liberarse de la asfixia que imponen unas economías incapaces de otorgarles trabajo. Llegamos bajo el compromiso de conocer ese otro infortunio que provocan las migraciones, ese padecimiento que jamás sana. Salomón de la Selva, quien llegó mucho antes que todos nosotros a la capital supo decirlo. A todo puedo acostumbrarme menos al exilio. Exiliarse sigue siendo para muchos la única salida que tienen para paliar sus desgracias. No aludo solo al exilio político, hago mención de esa nueva forma de expatriación provocada por la falta de empleo. Países “expulsores” nos dicen eufemísticamente las ciencias sociales actuales.

Hicimos un recorrido similar que nos llevó a Chiapas, pero en otras condiciones, nunca comparables a la forma subrepticia e inhumana que millares de centroamericanos han tenido que ensayar, burlando puestos migratorios, aduanas, autoridades, bandas de traficantes, asesinatos inmisericordes. En San Cristóbal de Las Casas muchas veces hacen un alto. Buscan cómo mimetizarse entre millares de turistas para pasar inadvertidos. Nuestra responsabilidad consiste en buscarles apoyo. Nuestra sola presencia ratifica el espíritu que nos anima. Conversamos con las autoridades para que supieran que a nosotros nos importa su suerte y percibimos una preocupación compartida incluso más allá del respaldo institucional. En el municipio de Mapastepec vimos el Erga Migrantis Charitas Christi expresado en un pueblo que recibe en un albergue temporal a los migrantes, de ida o de regreso, dándoles cobijo y calor humano. Han abierto Casas de Migrantes que tienen el respaldo del gobernador y de la Pastoral de Migrantes de la Iglesia católica. El legado del obispo Samuel Ruiz, el “Tatic”, como lo llamaban, quien dio y arriesgó su vida por los indígenas mexicanos sometidos a siglos de explotación, marginación y desprecio, que lo transformó en un personaje polémico e incómodo, especialmente para los acaudalados del poder secular y del poder religioso y el subcomandante Marcos, quien logró hace casi veinte años que México y el mundo supieran que en esa región, poblada mayoritariamente de indígenas, todavía no había logrado superar las brechas que les separaban del resto del país y que era una farsa pretender arrastrarla de manera demagógica como se pretendió, colocándolos en la antesala de la globalización sin las transformaciones necesarias para superar las injusticias e inequidades, ambos son referentes en la Chiapas actual. Marcos es un testimonio de revolucionario consecuente que no usó la fama y el poder para su propio enriquecimiento.

Chiapas se rebeló y reveló que su cultura ancestral persiste, tanto que la marimba sigue siendo el símbolo, el santo y seña con que se identifican con el mundo. El autor es diputado al Parlacen.

Opinión revolución San Cristobal archivo

COMENTARIOS

  1. SERGIO F OCONNOR
    Hace 11 años

    Excelente la descripcion que se hace Mauricio del recorrido x chiapas, la vida de los indigenas en la vida de nuestros antepasados y que conecta nuestro diario vivir. Los gobiernos actulaes se han olvidado de las riquezas que tienen los territorios en donde viven lo indigenas, ahi se pone a prueba nuestra inteligencia y nuestras capacidades, reflexionar sobre el futuro que nos depara el destino. Mauricio, te invito, como SC/DC hagamos un recorrido por las tierras de nuestros Indigenas Nicas.

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