Con motivo del X Festival Internacional de Poesía de Granada, celebrado en febrero de 2014, se puso en circulación el libro Vigencia y actualidad de Rubén Darío de Carlos Tünnermann Bernheim, especialista en la vida y obra del panida que ha publicado varios libros sobre el hijo más ilustre de Nicaragua.
Son muchos los años que el autor se ha dedicado con devoción a la profunda investigación sobre la creación poética, narrativa, crónicas y artículos de opinión.
Tünnermann ha bebido en numerosas fuentes que demuestran su gran acerbo cultural, convirtiéndose en el erudito nicaragüense por excelencia al penetrar en el inconmensurable mundo dariano.
Este libro es el vademécum sobre Rubén Darío que debe ser consultado y estudiado por maestros, estudiantes de secundaria, universitarios y público en general, pues está escrito con un lenguaje claro, sencillo y accesible a toda clase de lector.
La publicación está dividida en once capítulos. En los cuatro primeros, se destaca el mestizaje de Darío que no fue obstáculo para convertirse en el gran renovador de la lengua castellana.
De sus primeros versos se conserva un soneto escrito en 1879, que publicó por primera vez en un periódico poco después de cumplir los 13 años: se trata de la elegía Una lágrima, que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880.
Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó fama como “poeta niño”.
En estos primeros versos —según Teodosio Fernández—, sus influencias predominantes eran los poetas españoles de la época Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega.
Más adelante, sin embargo, se interesó mucho por la obra de Víctor Hugo, que tendría una influencia determinante en su labor poética.
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El autor hace énfasis en que la obra del panida no ha perdido vigencia y que su libro es el eslabón que vincula el pasado con el futuro, es un puente hacia el siglo XXI.
LA INFANCIA DEL POETA
Tünnermann también nos ofrece abundantes datos sobre la infancia de Darío, sus primeros escritos y colaboraciones en diarios, sus primeros versos, su enorme talento, sus profusas lecturas que lo convirtieron en un autodidacta por excelencia, su primer matrimonio y la dolorosa pérdida de su Stella y más tarde su partida a Chile donde tuvo la oportunidad de publicar Azul libro que llegó a asombrar al mundo hispanoparlante.
Cabe destacar que pese a su origen logró erigirse como el representante del “nuevo hombre hispanoamericano”. Si bien es cierto que sus ropajes han envejecido, lo que perdura es su gran sentido de humanidad.
LAS CRÓNICAS
El autor de Tünnermann Vigencia y actualidad de Rubén Darío aborda la enorme importancia de las crónicas del poeta de acuerdo con los nuevos cambios que se estaban dando. Se considera a Darío el innovador de la crónica como lo demuestra con Peregrinaciones, La caravana pasa y sobre todo, Los raros.
Por las páginas de los tres primeros capítulos desfilan famosos personajes que lo aplauden, pero también que lo adversan. Un capítulo que abarca muchas páginas es el dedicado en su aproximación a la paidea dariana.
El autor afirma que “Rubén, como todos los grandes poetas de la humanidad, siempre existió en él una preocupación por el arquetipo del hombre, por los ideales educativos y culturales que deben inspirar el paradigma del ciudadano capaz de encarnar los más altos valores cívicos y sociales”.
Darío insiste en crear belleza, pero también en el trabajo de la tierra, en leer y más leer, en la educación del hombre, pues los pueblos de ciudadanos educados llegan a desarrollarse y a ser poderosos.
LEGADO PERMANENTE
Considero que los capítulos dedicados a sus obras desde Azul , Los raros, Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza, Los cisnes y otros poemas, El canto errante, El poema del otoño y otros poemas y el Canto a la Argentina y otros poemas, además de ilustrarnos sobre el gran valor de estas obras, estamos los lectores ante un enjundioso estudio digno de un pedagogo, de un erudito como Carlos Tünnermann Bernheim.
El legado de Darío es permanente porque como él dijo: “Mi intelecto, libré de pensar bajo / bañó el agua castalia el alma mía”. Cantos de vida y esperanza, El canto errante, y el Poema del otoño son considerados como la cumbre de la producción dariana.
Según mi opinión, en ellos hay lo que Rodó no vio, no lo comprendió: dolor existencial, confesión, madurez, lirismo, espacios interiores, nostalgias y añoranzas que preñaron su vida de un auténtico dolor. Por estas razones, la mayoría de los críticos opinan que se trata de “una obra artística suprema”.
Como excelente pedagogo, Tünnermann dio a luz este libro que debe considerarse como lectura obligatoria para las generaciones de este país por el valor educativo y formativo para que de esta manera la juventud de hoy y del mañana logre descubrir, justipreciar y penetrar en el inmenso universo de Rubén Darío.
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