William Aragón Rodríguez
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René González, director ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Desarrollo (Inde), y Gladys Cáceres, directora del Instituto de Promoción Humana (Inprhu) de Somoto, y otros organismos, firmaron el 10 de julio una alianza público-privada para gestionar recursos ante la comunidad internacional para fortalecer el trabajo de rescate de los jóvenes y adolescentes que han sido influenciados por las pandillas.
“El Inprhu de Somoto tiene una amplia experiencia en este trabajo que ha venido desarrollando desde hace varios años con jóvenes que antes eran líderes de grupos de pandillas en comunidades rurales de Somoto y San Lucas, y ahora han logrado sacar a muchos de esa actividad garantizándoles estudios y trabajo y propietarios de microempresas”, reconoció González.
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Entre el 2011 y el 2014 los llamados grupos juveniles han aumentado en Somoto y San Lucas, municipios de Madriz. Sin embargo la población considera que estos son pandilleros que siembran el terror ante la mirada pasiva de la Policía.
El 18 de mayo del 2011 el comisionado Edmundo Vindell, quien en ese tiempo era el segundo jefe de la Policía en Madriz, presentó un informe en el que se describía cómo las pandillas integraban nueve agrupaciones con más de 136 jóvenes.
Seis de los grupos estaban en el área urbana, uno en la zona rural del municipio de Somoto, mientras que dos más actuaban en una comunidad de San Lucas.
En la actualidad, según informe policial, los “grupos juveniles” aumentaron a diez en los sectores (barrios) 20, 18, 16, 14, 11, 10 y 9, con más de 570 jóvenes y adolescentes integrantes.
Mientras que en el municipio de San Lucas el número de integrantes llega a los casi 400.
En el 2011 se informó que las pandillas tenían influencias de sus similares en Honduras, El Salvador y Guatemala.
“Los grupos de pandillas comenzaron a surgir a inicios del 2008 en algunos sectores de la ciudad de Somoto, cuando muchas mujeres (madres solteras) comenzaron a emigrar a España, en busca de alternativas de trabajo, dejando a sus hijos bajo la tutela de tías, abuelas y hermanas, y que fueron saliéndose del control de sus tutores”, recordó el periodista somoteño William John Hooker.
A ENCERRARSE TEMPRANO
A las pandillas se les señala de constantes enfrentamientos, robos con intimidación, cobro de peaje a los peatones, así como a taxistas y a conductores de camiones repartidores de productos comerciales que surten a los pequeños negocios.
Para don Giovanni Díaz, del sector 20 de Somoto, la situación se ha salido del control policial, porque a plena luz del día hay enfrentamientos en las calles, cerca de los centros escolares, centros de salud e iglesias evangélicas y católicas. “Aquí ya nadie quiere comprar una propiedad porque dicen que son zonas peligrosas de pandillas, y porque la gente se tiene que encerrar en sus casas a las 6:00 de la tarde”, apuntó.
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