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Arlen Pérez

El poder de la educación

Para mí educación es sinónimo de cambio. La Real Academia de la Lengua Española señala que educar es “dirigir, encaminar, doctrinar”. De estos tres, me quedo con encaminar. Quizás porque va más con mis recuerdos de mi mamá preparándonos para la escuela, con juegos, con cuentos, con esas primeras letras o primeros aprendizajes.

Si elegimos el camino correcto y nos encaminan en la educación, logramos un cambio. Bien lo dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Trabajar en este campo me ha dado esa idea. Durante una entrevista en Totogalpa, Madriz, una madre de familia me hizo meditar nuevamente sobre el poder de la educación. “Yo cocino y no tengo otro trabajo porque soy muy pobre. Me faltan muchas cosas, pero lucho para que mis hijas estudien. Con el estudio y mi ayuda, ellas tendrán un mejor futuro”, me dijo doña María Concepción González al relatar que una de sus hijas ganó uno de los concursos del Ministerio de Educación.

Cuando la escuché recordé a mi abuela, una mujer humilde que trabajó duro para que sus ocho hijos, siete mujeres y un varón, estudiaran. Mi mamá me cuenta que mi abuela no completó la primaria, pero fue autodidáctica porque le gustaba leer y estar al tanto de las noticias. Pienso que valoraba el poder de la educación.

Mi mamá es otro ejemplo. Una maestra de corazón y mujer admirable, alguien que supo siempre encaminarnos a la escuela, a la universidad y a luchar por cada meta que nos planteamos. Su amor por la educación fue contagioso para mí. Aunque ella sabía que sería periodista no se imaginó la pasión que sentiría por escribir sobre este tema.

Hoy estoy más convencida de que educación es sinónimo de cambio, de cambiar vidas. Conozco muchos proyectos educativos que lo demuestran, pero uno en particular, el Programa Educativo Una Computadora por Niño, que implementa Fundación Zamora Terán, el cual me ha dado la oportunidad de conocer estudiantes, docentes, voluntarios, donantes, madres y padres de familia, de ver comunidades trabajando por la educación, asumiendo el compromiso con el futuro de la niñez, al preocuparse porque tengan educación de calidad.

Muchos, me incluyo, pensaron en algún momento o piensan aún que es un proyecto de computadoras, pero ahora estoy segura de que es un proyecto de equidad social, de transformación educativa. Es sobre todo un proyecto de educación integral, porque trabaja en: formación docente, fortalecer las habilidades gerenciales de los directores, escuelas para padres, capacitación de voluntarios, crear alianzas, temas del medioambiente, desarrollar las comunidades y sí, en entregar una herramienta educativa (no una computadora) a cada docente y estudiante de primaria.

Entrevistar a los protagonistas del quinto aniversario de la Fundación me ha llenado de satisfacción, pero sobre todo me ha dejado claro que aunque no esté en los términos que usa la RAE, educar sí es sinónimo de cambiar vidas, de garantizar a las próximas generaciones un futuro mejor.

La autora es Coordinadora de Comunicación de Fundación Zamora Terán.

Opinión educación Nicaragua archivo
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