Ese memorable 9 de noviembre de 1989 me encontraba en Miami, obligado por la situación política y económica de Nicaragua, cuando unos amigos nos llamaron por teléfono para decirnos que viéramos el canal CNN, que estaba transmitiendo en vivo una manifestación contra el Muro de Berlín.
Al ver la acción de los manifestantes, me costaba creer lo que veía, a la vez me sentí afortunado de vivir en Estados Unidos en ese entonces, puesto que Nicaragua, a esa fecha, no contaba con televisión por cable.
Al momento de sintonizar el canal, el corresponsal hablaba de una manifestación que sin tiros ni violencia, de forma pacífica e inesperada comenzó a subirse al muro armados de picas, martillos y todo tipo de herramientas con el propósito de derribarlo por todo lo ignominioso que representaba.
Me imagino la frustración e impotencia que sentían sus habitantes al verse cercados, prácticamente encarcelados no solo en su país sino en su propia ciudad, al impedírsele trasladarse al lado oeste de Berlín. Resulta inconcebible que en pleno siglo XX se construyera dicho muro, producto solo de mentalidades diabólicas capaces de concebir oprobios como las del abominable muro, que ni siquiera Frank Kafka ni George Orwell fueron capaces de concebir en sus alegorías más fantasiosas.
De hecho estábamos en presencia de una acción trascendente a nivel mundial. En ese momento no habíamos tomado conciencia de su relevancia: de ser el comienzo del fin de un mundo bipolar, del inicio de la caída de los regímenes comunistas, poniendo al descubierto sus ineficientes e ineficaces economías, a la vez que la posterior desintegración de los países de la anterior Unión Soviética.
1989 fue un año extraordinario: salió de la cárcel Nelson Mandela, el imperio chino, en ese entonces subestimado, enseñó su lado más oscuro con la masacre de la Plaza de Tiananmen y la insólita acción de un estudiante chino que reclamando su libertad desafió simbólicamente su poderío y se plantó frente a una fila de enormes tanques, manteniéndose firme a todo lo que le pudiera pasar, obligando al batallón de tanques a desviarse de su ruta en una escena que quedó grabada para la historia, además que la Unión Soviética salió derrotada de Afganistán.
La reunificación de Alemania fue toda una tarea gigantesca en la que tuvieron que desmontar obsoletas industrias de vehículos, tractores, alimentarias, farmacéuticas, etc., todo ello para homologarlas con las de Alemania Occidental. A la fecha Alemania Federal cuenta con una de las economías más sólidas a nivel mundial y los habitantes de la otrora Alemania Oriental cuentan con los estándares de vida más altos del mundo.
El pasado domingo 9 que Alemania celebró con toda la pompa y solemnidad los 25 años transcurridos por los enormes logros obtenidos, en presencia de personalidades de todo el mundo que incluía a Mijaíl Gorbachov, quien con su aspecto bonachón, varias libras de más y la expresión franca reflejada en su rostro fue realmente el centro de la ceremonia.
Al él se debe en gran parte la transición pacífica del bloque comunista a una economía de mercado, por lo que fue merecedor de la única ovación de pie que se tributara en tan memorable ceremonia.
El autor es economista.
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