Al escritor y novelista nicaragüense Sergio Ramírez le duelen los “grandes abismos sociales” que existen en América Latina y considera un deber corregirlos, para que la niñez pueda acceder a los beneficios de la civilización.
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Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua (1985-1990) durante el primer gobierno constitucional sandinista, es uno de los protagonistas de la campaña “25 líderes, 25 voces por la infancia”, con la que Unicef, en alianza con Efe, busca dar a conocer la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño, que cumplió un cuarto de siglo este 20 de noviembre.
En una entrevista en su residencia en Managua pocos días antes de ganar el premio literario Carlos Fuentes, afirma que en América Latina es necesaria una mejor redistribución de la riqueza y no bastan las “caridades” para acabar con la injusticia y “plagas” como las pandillas, el trabajo infantil o el éxodo de niños.
El autor de Margarita, está linda la mar, Castigo divino, Un baile de máscaras , entre otros, sueña con una niñez sana, bien educada y que reciba los servicios educativos necesarios. “Una niñez que tenga acceso a los bienes de la civilización”, sentencia.
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¿Qué es lo que hay que hacer para que estos derechos sean cumplidos tanto en Nicaragua como en Centroamérica?
“Yo creo que corregir los grandes abismos sociales que existen en una redistribución de la riqueza para que los recursos vayan a dar a la educación, sobre todo. La Unesco decretó en 1979 que el gasto público de la educación debería equivaler a un 7 % del PIB. Estamos muy lejos en Centroamérica y Nicaragua de alcanzar una proporción mínima de esa cantidad, pero con una educación que no sea solo masiva sino de calidad, que tenga recursos, profesores bien preparados, aulas bien concebidas, instrumentos pedagógicos a mano de los estudiantes”.
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EFE: Actualmente la niñez en Nicaragua atraviesa momentos difíciles. Muchos trabajan en el campo, otros venden agua helada en los semáforos de Managua y otros han tenido que emigrar junto a sus familias a Costa Rica en busca de una vida mejor. ¿Qué opinión le merece esto?
Ramírez: Yo creo que la estructura social de Nicaragua no ha cambiado desde el siglo XIX. Se ha modernizado una pequeña parte de la sociedad y aquí seguimos viviendo en un edificio de dos pisos: unos vivimos arriba, en el piso más grande, y en el sótano vive la gente más pobre, desamparada que llegar a la escuela ya es una hazaña. Lo vemos por la cantidad de niños que no tienen acceso a la educación primaria, que tienen que desertar de la educación primaria. Llegar a la secundaria ya es otro salto muy grande, ya no digamos llegar a la universidad. La injusticia que provocan las deserciones escolares y la falta de escolaridad lleva a las familias y a los niños mismos a emigrar. Ese es el gran drama de los niños que emigran a los Estados Unidos.
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