Edgard Rodríguez de niño quiso ser camionero, pero terminó inmerso en la crónica deportiva. Estudió Periodismo como un vehículo que le acercara al deporte en el que nunca fue bueno: el beisbol. Tiene más de veinte años de carrera, es scout del equipo Yankees de Nueva York y pronto publicará su nuevo libro.
:::¿Cuál es su primer recuerdo?
Una vez que me perdí (ríe). En realidad estaba dentro de mi casa, metido debajo de una máquina de coser manejando la rueda, quería ser conductor de furgones (risas).
:::¿Fue buen alumno?
Quizás de unos 85. Antes de cuarto y quinto año me conformaba con aprobar (sonríe).
:::¿Jugó algún deporte?
Quise ser beisbolista, pero no pude (sonríe). Era malo, de los que no los metían a jugar (risas).
:::¿Con qué se divierte?
Escuchar música, leer y a veces bailo… mi esposa me enseña (sonríe).
:::¿Qué vicios tiene?
No tengo vicios, ninguno.
:::Es un hombre bueno entonces…
(Risas). No, no. No creo. Yo soy un pecador al que no le gusta el pecado.
:::¿Es tímido?
Sí. Quisiera ser más espontáneo o suelto, pero sí, a veces me gana la batalla la timidez.
:::¿Cuál es su mayor virtud?
Que no me cuesta perdonar a la gente.
:::Su mayor defecto es…
La inconsistencia.
:::¿Cuál es su mal hábito?
Me desenfoco con facilidad, por ejemplo, a veces estoy bañándome y me pongo a pensar, cuando veo pasaron diez minutos y tengo que salir apurado (risas).
:::¿Tiene apodos?
De pequeño me decían el “tordito”, es un pajarito pequeñito que se come los granos de maíz cuando van creciendo. Parece que era bastante inquieto (risas).
:::Su meta a corto plazo es…
Comenzar el 2015 con la publicación de un libro.
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