Acontece con frecuencia que estos tópicos son dejados solamente para las reuniones, si acaso solo en las de revisión de resultados, análogamente a como si se fuese conduciendo un vehículo solamente con los retrovisores.
Sucede que no se conversan tal vez por inercia o porque son calificados como tabú o conceptos espinosos que no se quieren abordar con la apertura y libre tráfico de ideas en ambos sentidos, evidenciando con esto disfunciones organizacionales que deben ser tratadas.
Las gerencias responsables deben promover las comunicaciones efectivas sobre seguridad operacional, incluso en los controversiales, ya que de lo contrario se estaría promoviendo la desconfianza y una mentalidad inducida al no cuestionar la efectividad de ciertas medidas, lo cual sumado a nuestra cultura, es absolutamente contraproducente.
Es necesario traer a discusión las verdaderas creencias que puedan estar dentro del imaginario colectivo del personal, lo cual es imprescindible no solamente por el efecto clarificador que tengan, sino por la formación de pautas para el comportamiento correcto y seguro, de acuerdo con las expectativas organizacionales.
El tema de las verdaderas prioridades es absolutamente necesario conversarlo. Uno de los factores que pueden causar mayor confusión en el personal es la dicotomía de la seguridad versus rapidez en las operaciones, o simplemente, el énfasis en la producción, ya que aunque las gerencias suponen (aquellas correctamente alineadas con la seguridad operacional como valor corporativo) que todos y cada uno de los miembros tienen definidas correctamente estas prioridades, la realidad es que cualquier persona actuará basada más que todo en la tradición organizacional, sea esta congruente o no con la seguridad.
Es importante saber que cuando las personas interactúan, se va conformando un entendimiento de la realidad, asegurándose que las conversaciones toquen los temas relevantes para cuestionar y verificar si las acciones que llevan a prevenir una situación de falla operacional son verdaderamente efectivas.
Existen otras paradojas que deben ser clarificadas si es que a una gerencia le interesa sacar a la luz ciertas verdades, que a veces pudieran ser ilógicas, pero que en la interpretación del personal, son las que efectivamente dirigen la acción.
Por ejemplo, si se habla de bajo costo, ¿implica esto también una calidad confiable? Esto es fundamental para determinar las acciones correctivas de las situaciones que han involucrado incidentes y fallas operacionales, ya que si esto no se tiene definido puede llegar a pensarse que se puede parchar, y ser este enfoque una fuente de percances anunciados, al no considerarse la confiabilidad operativa como un factor transversal para toda la empresa.
Una pregunta poderosa que puede hacer una gerencia a los empleados, como parte de una conversación causal, es “¿piensa usted que debería preocuparme más por la administración de la seguridad operacional en la empresa?”, o bien, “¿qué áreas usted considera que requiere más acción gerencial para prevenir incidentes y que no esté siendo cubierta adecuadamente en este momento?”, pueden romper efectivamente el hielo para hacer descubrimientos potencialmente útiles.
Otras preguntas que pudieran formularse por parte de la gerencia en las reuniones de trabajo o en sesiones directas con el personal pudieran ser “¿el sistema de incentivos para prevención de incidentes, en realidad, modifica las conductas?” o bien, “¿el enfoque en reducción de costos sugiere las acciones correctivas para evitar la repetición de incidentes del mismo tipo?”
Este tipo de conversaciones no solamente deben promoverse por parte de la gerencia como un mecanismo permanente de “navegación y corrección de rumbo” sino por el hecho que la seguridad operacional —fundamentalmente— implica respeto y atención a las ideas y opiniones de quienes están en primera línea de trabajo.
Consultor en Seguridad Industrial. [email protected]
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