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Carmen Grau Vila

Asia y el gran lago

Los acontecimientos que rodean el gran lago nos mantienen en vilo. Se habla de múltiples incógnitas. ¿El canal es una realidad o no? ¿Qué ocurrirá con las tierras de los campesinos en contra? ¿Está el gobierno chino realmente al margen? A nivel nacional se escuchan dos voces. Queremos canal y progreso. No queremos canal y sí nuestras tierras. A nivel internacional, resulta curiosa la poca credibilidad y cobertura que se da al proyecto. Demasiados claroscuros para tan gran dilema en la historia de Nicaragua. Entretanto una realidad se va perfilando: la influencia de China en Latinoamérica sitúa a Asia como nuevo socio comercial y estratégico en la región.

Que China comenzase la inversión en infraestructuras en Latinoamérica era cuestión de tiempo. En los últimos años, el comercio entre la región y el país asiático se ha intensificado superando los niveles de la Unión Europea y alcanzando a los Estados Unidos, principales socios comerciales de antaño. La presencia de China en plataformas regionales afianza su influencia política con socios como Brasil, Venezuela, Perú, México o la cercana Cuba. El aumento de inversiones en los distintos países viene acompañado de infraestructuras. Y el canal de Nicaragua estrechará lazos estratégicos.

Realicemos un ejercicio de abstracción, pensemos desde un ángulo chino en la trascendencia global del proyecto. Es de vital importancia para China, imparable en el comercio mundial, hacer circular las mercancías por una vía directa controlada por ellos mismos. Una vía marítima que serviría de eje entre Asia y Latinoamérica. Con el canal, la evolución de Nicaragua y de la región quedará ligada a Asia. Un canal que abre y prioriza por primera vez en la historia una ruta a manos de un actor asiático.

Aquí, en esta nueva partida se sitúa Nicaragua, cansado de viejos juegos en su lago donde siempre orbitan países deseosos de tomar el control. Siglos de propuestas fallidas no amedrentan al ser humano cuando de nuevas rutas comerciales y marítimas hablamos. La frustrante disyuntiva y fuerza del progreso acechan una vez más. Si la partida continúa, Nicaragua indiscutiblemente se abrirá a ese mundo que es Asia, situándose en un eje estratégico del continente americano.

Aunque cueste creerlo y la obra simule un teatro cansinamente representado en la vida de los nicaragüenses, un ahora sí y ahora no que durante siglos ha provocado encogimiento de hombros por ser una función extranjera de sobra conocida, esta es la primera vez que el socio interesado llega de Asia. ¿Vendrían de China, se sentarían ante los medios aparentando un paripé si no estuviesen seguros y dispuestos a afrontar tales obras?

Allí, en ese continente donde hoy se producen los mayores cambios económicos y emergen potencias imparables (en los últimos cincuenta años Japón, Corea, China y el sureste asiático a la zaga), los negocios son rituales innatos. En Asia no se da la cara ni se aceptan enormes propuestas si no vienen acompañadas de factibilidad y probabilidad de éxito. En Asia no gusta hablar por hablar. En Asia la cuestión del honor y la palabra es primordial. No se informa a la ligera. Hay que asegurarse de que todo está bien atado antes de actuar. En silencio y sin alardear.

Ante la magnitud de lo que se avecina en el istmo centroamericano y teniendo como protagonista al bello país nicaragüense, surge entonces una mayor preocupación: ¿Está Nicaragua preparada para lidiar con empresas chinas, con su política, sus intereses, su forma de proceder respecto al medioambiente, de emplear y de gestionar? Si el canal es una realidad no hay tiempo que perder. Habría que fijar la mirada en otros proyectos realizados en naciones de Latinoamérica y África para conocer y aprender de sus prácticas. Impulsar las ventajas y evitar las desventajas. Estudiar al nuevo socio asiático. Urge prepararse ante la inmensidad de lo que llega. Formarse para comprender y aprovechar esta alianza económica, comercial, social y política. Hagan fluir sus recursos y palíen sus necesidades entre aguas de entendimiento. Y que la corriente traiga progreso justo para cada uno de los ciudadanos de la nación.

La autora es periodista y especialista en Asia Oriental.

Opinión Asia Canal China archivo

COMENTARIOS

  1. juan pueblo
    Hace 9 años

    No podemos lidear con el inconstitucional, mucho menos con los chinos.

  2. roberto
    Hace 9 años

    emana de este proyecto,entonces la preguntga que surje es la siguiente, como los nicas podrian preparar planes y acciones sobre un proyecto que esa envuelto enel misterio absolute del gob ierno y los chinos que lo financian? Esa es la preguntga del millon de dolares chinos.

  3. roberto
    Hace 9 años

    Ese es exactamente el mayor problema del Canal y sus planes, la falta de informacion concisa acerca de como esta inversion China en Nicaragua afectaria a toda la estructura, socio/economica/legal/politica del pais, porque se escuchan muchas Corrientes acerca de los beneficios o no beneficios que vendran con el Canal, pero si lo vemos y escuchamos con inteligencia y no con el entusiasmo partidarista, en todo esto, hay y se siente un estado de irresolutez, falta de calridad en la informacion que

  4. onofre gutierrez
    Hace 9 años

    Significa algo para la escritora saber quién domina en estos dias los mares del mundo? Sabîab los lectores que Estados Unidos los controlan. Antes de meterse a empresas como un canal por Nicaragua TENDRÅN los chinos comunistas una idea cómo reaccionarå “el imperio”?
    El presidente Ortega y su cámara de consejeros, además de estar jugando con el destino del pueblo están caminando en terreno minado. Las distancias son un enorme obstáculo.
    advertencia: Mucho ojo, por favor.

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