El periódico El Nuevo Herald, de Miami, Estados Unidos, informó este martes que en Venezuela se podría estar gestando un golpe de Estado contra el presidente chavista Nicolás Maduro, quien se encuentra en gira por Asia y el Medio Oriente en busca de recursos financieros para aliviar la desesperante situación económica de su país.
Pero el golpe no provendría de la oposición, ni del imperio —como llama el chavismo a Estados Unidos, al que acusa de toda clase de conspiraciones que nunca ha demostrado—, sino de los mismos grupos del partido en el poder que se han distanciado del presidente Maduro y se han enemistado peligrosamente con él.
La información de El Nuevo Herald se basa en un reporte divulgado el lunes de esta semana por la firma privada estadounidense de inteligencia y seguridad, Stratfor, en el cual señala que algunas facciones chavistas podrían estar preparándose para destituir a Maduro y que “entre los potenciales conspiradores están unidades de las Fuerzas Armadas y las bandas paramilitares ligadas al chavismo conocidas como colectivos”.
Stratfor brinda asesoría a grandes empresas corporativas de Estados Unidos y otras partes del mundo, así como a organismos gubernamentales de diversos países que requieren sus servicios. Pero además publica un resumen diario de información de inteligencia política y militar al que están suscritos muchos medios de comunicación internacionales.
Según el reporte de Stratfor sobre Venezuela, “algunos de los colectivos (chavistas) llevan varios días exigiendo públicamente la renuncia de Maduro, ante su incapacidad de resolver los graves problemas de desabastecimiento en el país y por hacerse de la vista gorda ante los escandalosos informes de corrupción vinculados con altos funcionarios de su régimen”. Y añade que “comandantes militares y fuerzas de seguridad auxiliares (…) aspiran a coordinarse con los diputados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela para evitar que Maduro retome el poder una vez que regrese al país”.
Esta información sobre el peligro de golpe de Estado en Venezuela no produce sorpresa. El gobierno de Maduro atraviesa actualmente por su peor momento, debido a la crisis económica causada por las medidas socialistas radicales y agravada por el derrumbe de los precios del petróleo, del cual el país obtiene más del 90 por ciento de sus ingresos. Las crisis económicas casi siempre provocan inestabilidad política y además la base de apoyo de Nicolás Maduro se ha vuelto muy frágil, como resultado de las contradicciones y luchas de facciones por el control del poder que se han agudizado en las últimas semanas.
Pero un golpe de Estado —peor proveniente de las mismas filas del chavismo—, no resolvería la dramática crisis económica, social y política que sufre actualmente Venezuela. Por el contrario, más bien agravaría la crisis y terminaría de hundir al llamado país bolivariano.
Lo que Venezuela necesita es recuperar la democracia y reconstruir la economía de mercado, mediante un proceso de transición institucional y pacífico que sea fruto del diálogo y el acuerdo entre el Gobierno y la oposición. Pero lamentablemente los gobernantes venezolanos no parecen tener la inteligencia ni el patriotismo que se requieren para reconocer esa imperiosa necesidad.
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