No se puede hablar de Bismarck Rivera y de beisbol por separado. Hasta el momento las circunstancias han demostrado que son uno solo. Una relación que empezó cuando cumplía ocho años en los predios de Sabana Grande, y ahora vive un sueño despierto jugando con los Indios del Bóer, aunque aún falta alcanzar su fantasía: conseguir una oportunidad con un equipo de Grandes Ligas.
Rivera tiene 18 años y juega con los Indios del Bóer. “Antes era más pequeño y con menos fuerza, pero ahora soy un jugador más completo”, indica el muchacho catalogado como la sorpresa del Campeonato de Primera División, el inesperado que se mostró ante los ojos de los fanáticos y gustó, ante algunos scouts locales y se sigue probando en cada juego, en cada chance en el cajón de bateo y oportunidad para robar almohadilla.
“El 4 de noviembre me marché hacia los Estados Unidos a entrenar con el mexicano Héctor Pérez a la Academia Critical Baseball and Fitness, ahí aprendí mucho y logré desarrollar mi velocidad”, explicó Rivera, quien batea para .379, con tres bases robadas, ocho carreras impulsadas y un jonrón de piernas ante el San Fernando y Gerald Rojas en el montículo.
“Mi meta para terminar este año es que me firme una organización, aun no tengo una oferta pero sé que hay interés en mí. Yo no veo el beisbol como puro dinero, sino como un deporte al que me atrae la pasión”, indicó el joven talentoso de los Indios del Bóer.
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