14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Juan Gabriel Vásquez es autor de las novelas: Los informantes, Historia secreta de Costaguana y El ruido de las cosas al caer, aunque escribió otras dos —Persona y Alina suplicante—, cuando tenía 23 y 25 años de edad, que prefiere no se recuerden. LA PRENSA/Jorge Torrez

“El escritor es la voz de lo incómodo”

Juan Gabriel Vásquez, el Premio Alfaguara de Novela 2011 por El ruido de las cosas al caer, está en el país para participar en las actividades del encuentro de narradores Centroamérica cuenta.

Juan Gabriel Vásquez, el Premio Alfaguara de Novela 2011 por El ruido de las cosas al caer, está en el país para participar en las actividades del encuentro de narradores Centroamérica cuenta.

Con 43 años, este escritor colombiano se perfila como uno de los favoritos de los nuevos derroteros en la literatura hispanoamericana. Deja un momento el evento de narradores para hablar de su oficio de escritor, de Colombia y de los momentos que le han rodeado.

Usted fue futbolista y se retiró por problemas de salud. Si le tocará elegir ahora entre futbol y la escritura ¿cuál sería su elección?

Escogería en lo que soy más competente y sería la literatura. Jugué futbol a un nivel bastante competitivo de joven hasta los 22 o 23 años, pero nunca de manera remota profesional ni lo consideré. Me sucedió que tuve un desprendimiento de retina y los médicos me obligaron a retirarme del futbol por eso lo dejé. Recuerdo que Albert Camus decía que “todo lo importante que he aprendido de la vida, lo he aprendido de la vida y del futbol”. Creo que es una gran metáfora de las sociedades, es el evento político que más me interesa y sigue siendo más parte de mi mundo.

Si ese juego lo trasladamos a la literatura ¿cómo le ayuda?

Creo que el futbol y la literatura tienen una relación tensa porque no se presta mucho para la literatura como lo hay en el boxeo en parte porque funciona de manera colectiva y a la literatura no prefiere colectividades sino individuos. Es un escenario de mucho drama donde hay éxitos y donde hay fracasos donde hay conflictos y epopeya en muchos niveles y eso humanamente es muy rico. Aparte de eso, si uno se toma el futbol en serio empieza a entender mucho los mecanismos políticos de los países, no es en balde que utilicen el futbol para justificarse como sucedió en la Argentina de Videla durante el Mundial del 78.

En sus novelas retrata al colombiano contemporáneo y sus realidades, el narcotráfico, la violencia, la inseguridad y el terrorismo, ¿solo criticar lo malo le ha generado cuestionamientos?

Sí, por supuesto. Hay un sector de mi país que considera que los escritores no debemos presentar el lado conflictivo del país, lo que está pasando y que debemos compensar presentando el lado positivo, los paisajes y las comidas y cómo somos de simpáticos. Siempre se ha creído que el escritor es el “aguafiestas”, como dice Mario Vargas Llosa, y el escritor es la voz de lo incómodo y aparte de eso, esas zonas oscuras de mi país son lo que a mí me interesa como novelista y que me provoca inquietudes.

LECTURAS

¿Cuáles son las lecturas que disfruta en lo que va de los últimos dos años?

Es muy amplio. Hay dos, tres, autores clásicos que están vivos y que sigo leyendo con mucho interés, entre ellos Philip Roth, Mario Vargas Llosa. En la Latinoamérica se están produciendo libros fantásticos y ningún lector se puede dar abasto con todo lo que ha leído, por lo que sería muy injusto señalar solo algunos.

Vivió en Bélgica, Francia, Barcelona, ¿cómo estos países, su cultura y sus escritores le han ayudado en su carrera literaria?

Llegué muy joven a Francia con 23 años. Luego pase a Bélgica, en todos esos años me formaron con una idea de ser escritor.

La disciplina, del trabajo en soledad, el descubrimiento de ciertos autores que para mí fueron definitivos en esos lugares, no necesariamente franceses como Joseph Conrad que leí mucho cuando estuve en Bélgica.

De mi paso 13 años en Barcelona ya tenía la idea de que quería ser escritor y lo que me dio Barcelona fue las posibilidades para hacerlo.

No solo las posibilidades económicas, el ganarme la vida haciendo literatura aunque tuviera que hacerlo 26 horas al día escribiendo, reseñándola, criticándola, haciendo periodismo, enseñándola en universidades.

A Barcelona le doy las gracias por el vivir rodeado de escritores que leo y respeto y admiro es muy provechoso.

¿Siempre supo que quería ser escritor?

Siempre quise, pero no siempre supe. Cuando terminé mis estudios escogí Derecho porque miraba la literatura muy cercana a ello, creía que la literatura, esta pasión que tenía estaba muy cerca, y a mitad de la carrera me di cuenta que no era de tiempos libres, sino que era una vocación y que tenía que vivir de eso, aunque me muriera en el intento.

VIOLENCIA EN COLOMBIA

Su novela, El ruido de las cosas al caer, refiere al mundo del narco y la violencia, ¿tiene alguna experiencia con esta historia?

Lo que sucede es que la novela es la historia de un hombre como yo, de mi experiencia en términos que es un profesor de Derecho en Bogotá y que es una especie de víctima colateral de la experiencia de la violencia en los años ochenta. En realidad, lo que exploré ahí fue crecer en una ciudad sitiada por el terrorismo, en una ciudad donde uno no sabía que al salir de su casa iba a volver, porque grandes bombas con la intención de matar a mucha gente estallaban y había tiroteos. La violencia impredecible fue lo que marcó muchos años mi vida en Colombia y estos años exploran un poco eso, y las consecuencias que tuvo para nosotros el haber crecido y llegar a la vida adulta en un ambiente como ese.

EL PESO DE GABO

Leyendo a Gabriel García Márquez le ayudó a tomarse en serio la escritura, sin embargo usted renegó de ir por el camino del realismo mágico. ¿Ha logrado ir por una literatura más realista?

No lo sé. En todo caso es mi empeño, crecí leyendo las novelas de García Márquez, Cien años de soledad me convenció de lo que quería hacer con la literatura, pero al mismo tiempo forma parte de una visión del mundo que no es la mía, ni por el espacio geográfico, somos tan distintos entre un costeño como él y un cachaco como yo, aparte de esto nacimos con medio siglo de diferencia y la literatura es un medio de expresión personal y vital de cada escritor, y sería absurdo, redundante y contraproducente que yo siguiera por sus caminos.

¿Pesa mucho una figura como Gabo para alguien que quiere ser escritor?

Sí. Creo que hay muy pocos países donde la literatura esté dominada tan evidente por una sola obra, no creo que a algún paraguayo se le pregunte qué hay después de Augusto Roa Bastos, desde luego también a ningún estadounidense que se escribe desde Faulkner, Hemingway, él es una figura que lo siguen o no, y que define mucho lo que es la literatura colombiana, pero la responsabilidad literaria es trabajar con la tradición y que se irrespete esa tradición y eso es lo que tratamos de hacer todos esos jóvenes que venimos después de García Márquez.

Eligieron una de sus novelas entre los cien libros en lengua castellana de los últimos 25 años. ¿Cómo asume estos reconocimientos?

Estos reconocimientos los agradezco y sigo olvidándome de ellos, estos me permiten pensar en el pasado que no he perdido el tiempo, pero no le ayudan a ver el futuro, y debo pensar que debo estar sentado solo y no me facilitan en nada.

Reniega de dos de sus novelas Persona y Alina suplicante, ¿las considera de novato?

Son libros que publiqué con 23 y 25 años y me sirvieron como aprendizaje, no me gustan porque están cargados de los defectos de los principiantes.

NOVELAS

Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, Colombia, 1973). Estudió Derecho en su ciudad natal, en la Universidad del Rosario, y después de graduarse partió hacia Francia donde se instaló en París (1996-99). Allí, en La Sorbona se doctoró en Literatura Latinoamericana.

  • 1997. Persona, Magisterio,
  • 1999. Alina suplicante, Norma.
  • 2004. Los informantes, Alfaguara.
  • 2007. Historia secreta de Costaguana, Alfaguara
  • 2011. El ruido de las cosas al caer, Alfaguara.
  • 2013. Las reputaciones, Alfaguara.

Boletin Cultura Alfaguara escritor archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí