Cada vez estoy más convencido que existen diversas materias que no están en los pénsum convencionales de las universidades, debido principalmente, a razones comerciales, pero que si lo estuvieran, dotarían a los graduandos —especialmente a los jóvenes sin experiencia laboral— a destacarse en su trabajo desde el primer día, venciendo ese temor escénico, esa incertidumbre, ese cambio existencial que a veces desorienta la acción y enfoque para lograr resultados extraordinarios en su primer empleo formal.
Aunque no recomiendo los empleos asalariados, porque pienso que matan la iniciativa individual, sí creo que al menos se pueden aprovechar como un laboratorio de aprendizaje, para luego poner en práctica esos conocimientos en un necesario emprendimiento propio.
Mi primer día laboral fue el día que cumplí 17 años. Me hubiera encantado haber tenido un prontuario que me indicara —mucho antes que lo hiciera la experiencia— sobre lo imprescindible de estos factores:
1. La suprema importancia de la apariencia personal: algunos jóvenes estiman el trabajo como un lugar más de informalidad y descuidan su apariencia, no solamente en el vestir, sino hasta en la forma de expresarse, de sentarse, pensando que la práctica común es el descuido. No es casualidad que haya tantas personas que fracasen en una entrevista de empleo en los primeros diez segundos. No hay segundas impresiones.
2. Puntualidad máxima: cuando llegas a aceptar la creencia que existe una “hora nica” que todo el mundo aceptará irremediablemente, es cuando ya perdiste numerosas oportunidades sin retorno. No aceptes jamás esta falta de respeto para el resto de las personas. Exige puntualidad.
3. Ofrécete siempre para las tareas difíciles antes que pidan voluntarios. Las personas que hacen exactamente lo que se les pide, no deben ganar más salario que el que se les paga. Las personas extraordinarias hacen aquello que no se les ha pedido, pero que la empresa requiere que alguien lo haga. No esperes a que la asignación llegue a buscarte, ve y pregunta por ella, una vez que la encuentres, aplica toda tu energía en terminarla. Sé implacable.
4. Responde a los mensajes en forma inmediata. Si la situación es urgente, toma el teléfono y haz esa llamada, no esperes a que todo vaya por el correo electrónico.
5. Apréndete de memoria la misión y los valores de la empresa. La razón de ser de donde trabajas te orientará a saber qué es lo que está de primero y desarmará inmediatamente a cualquiera que actúe en contra de esos planteamientos.
6. No improvises jamás ante una pregunta. Si no sabes una respuesta, no tengas ningún inconveniente en decirlo. La honestidad es un regalo valioso que uno se da a sí mismo y que puedes gozarla todos los días.
7. Lee profesionalmente sobre la actividad de la empresa, esfuérzate por saber qué hacen las compañías líderes en la industria, trata de ver cuáles prácticas innovadoras pueden ser adoptadas e implantadas.
8. Pide que te capaciten en los temas disponibles para mejoramiento organizacional. Escoge aquellas áreas que la mayoría rechace por complejas, difíciles o aburridas, es allí en donde podrás hacerte un especialista.
9. Aprende a presentar efectivamente tus ideas. Estudia sobre las claves para conducir presentaciones de negocio efectivas, será una habilidad que te abrirá cualquier puerta.
10. No desperdicies tu tiempo. Considera siempre en tu mente que eres la persona con el salario más alto, y a la vez, de quien tienen las expectativas más elevadas. Te servirá para no distraerte en actividades ociosas.
11. Que no te perturbe comenzar de PTM. La mayoría de los grandes íconos empresariales lo fueron, y bendicen esa gran oportunidad.
(*) Consultor en Seguridad Industrial.
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