A sus 74 años, Noel Areas ya no es capaz de sacar agua de una piedra, pero continúa en la cúspide como el dirigente más confiable del beisbol nacional, al extremo que viaja hacia los Juegos de Toronto.
Aún con su brillante historial, matizado por la grandeza, Areas parecía estar en el crepúsculo de su carrera, cuando fue reinstalado por Nemesio Porras al frente del equipo pinolero en el 2013.
Desde entonces no ha parado de mostrar su viejo esplendor. Ese que lo ha convertido en el mánager más ganador en la historia del beisbol pinolero, tanto dentro como fuera del país.
Areas capturó medalla de oro en los Juegos de Costa Rica (2013) y luego de plata en los de Veracruz (2014). Y su mira está también en una presea en los Panamericanos, que inician el domingo.
Sin embargo, el galardón más importante que exhibe Noel en estos días no es la medalla que atrapó en Caracas (1983) o la de Italia (1998) o la de Maracaibo ese mismo año. Es su salud.
Areas está al frente del equipo, después de haber sobrevivido a una terrible enfermedad que lo llevó a una cirugía de nueve horas en un hospital cubano. Ha perdido peso, pero no el entusiasmo.
Habla con alegría y fe en el futuro. Asegura que su tropa peleará medalla y que el capítulo final de su magnífica historia, aún no se ha escrito. Irradia optimismo y promete un buen desempeño.
Sin embargo, nadie dura por siempre. Ni siquiera este combativo Noel, cuyo carácter ha pasado recientemente su más difícil prueba con una perversa enfermedad.
Ahora su mente estará ocupada en Toronto, donde seguro tratará de mostrar su habitual esplendor.
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