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“El nica hasta habla con las manos y ojos”

En el quincuagésimo aniversario de la Comedia Nacional de Nicaragua, Aníbal Vidal Almanza Sirias, expresa con mucho orgullo que “el teatro hay que vivirlo con pasión y compartirlo”.

En el quincuagésimo aniversario de la Comedia Nacional de Nicaragua, Aníbal Vidal Almanza Sirias, expresa con mucho orgullo que “el teatro hay que vivirlo con pasión y compartirlo”.

Lleva haciendo teatro como actor, maestro y director teatral 38 años.

“En mi casa de Acoyapa, Chontales se vivía la música”, recuerda Almanza Sirias, fueron momentos importantes de su infancia.

Su padre fue el saxofonista Rufino Almanza y su madre Ninfa Sirias, que ejecutaba con maestría la mandolina.

“Creo que de ahí nace mi vocación a las artes”, asocia Almanza Sirias, director del Instituto de Bellas Artes (IBA), de la Universidad Católica “Redemptoris Mater” (Unica), espacio desde donde promueve diversas disciplinas artísticas; así las jornadas literarias a Cervantes, Rubén Darío y Pablo Antonio Cuadra.

Luego agregó: “Mi tía Leonila Almanza sacaba en las procesiones de Semana Santa una Judea tradicional”.

En una ocasión su padre hizo de Jesús, el verlo actuar le cautivó. También recordó que el arte de la declamación llegó durante sus estudios en la secundaria.

Y que la primera obra de teatro español que miró fue Los habladores, un entremés de Cervantes, que la actriz Socorro Bonilla Castellón llevó al Instituto Nacional Central Miguel Ramírez Goyena.

“En ella actuó Néstor Méndez, nunca lo voy a olvidar”, exterioriza Almanza Sirias. Méndez fue fundador del grupo Tohil y actor del Teatro Experimental Miguel de Cervantes.

En los años setenta Almanza Sirias llegó al recinto Universitario Rubén Darío de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Bonilla Castellón era entonces directora del grupo Ollantay, y puso en escena, Resortismo para abrir ojos, una obra de denuncia social que lo impactó.

Luego miró, Asamblea de las mujeres, de Aristófanes, en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío. Hasta entonces había sido solo espectador.

EN LA COMEDIA NACIONAL

Socorro Bonilla Castellón descubre su pasión por el teatro y lo invita a participar en el recital dariano La Canción del oro; luego en el teatro para niños Un Jardín para ser feliz, 1977, escrito por Octavio Robleto. Después en la obra Judas (1978) de Enrique Fernández Morales, como corista. “Así entré a la Comedia”, cuenta Almanza Sirias.

Su pasión por la actuación lo lleva en 1981 a realizar el papel de Mario en la pieza teatral Proceso a cuatro monjas, de Vladimiro Cajoli; y de Vadius un poeta loco, en Las mujeres sabias, pieza de Moliere. “Disfruté este papel chiquito”, dice mientras recuerda su actuación.

Después interpretó a Jasón en la obra Los hijos de Medea, no le agradó confiesa; pero si recuerda con placer su actuación del pillo Glostora, en la comedia musical La verdadera historia de Pedro Navaja, puesta en escena en 1992 en Managua, San Salvador y Honduras.

EL HUMOR NICA

“La picardía del nica, el doble sentido, ingenio, y otros elementos de nuestra idiosincrasia sobresalen en las obras de la Comedia Nacional de Nicaragua”, valora el experimentado maestro de expresión teatral y oral.

Asimismo comentó, la animosidad histriónica tiene sus raíces de picardía en el mismo personaje de El Güegüense, en las actuaciones de la Primera actriz Pilar Aguirre, y en el mismo Otto de la Rocha, entre otros humoristas. “El nica hasta habla con las manos y ojos”, exalta el actor.

El primer trabajo de Almanza Sirias en la Comedia Nacional, en 1974, fue de gestor administrativo, entonces era estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en Managua.

Años después se da a conocer como actor de teatro infantil, de drama, comedia, de maestro de la Escuela Nacional de Teatro Pilar Aguirre, participa en las galas del colegio Bautista, del grupo Macehuatl y en la Compañía Nacional de Teatro. Y llega a ser director del grupo teatral Las Tablas, y Dramazul.

CON ZAIDA URBINA

Reconoce que en los 34 años, su esposa Zaida María Urbina, también teatrista y maestra, le ha apoyado en su carrera.

En el primer aniversario de la muerte de Bonilla, 2011, dirigió Juanito y la luna, teatro infantil escrito por Zaida Urbina.

Para el año próximo pondrán en escena la obra Gregorio y el ogro, también escrita por Urbina.

Y para conmemorar el Primer centenario de la muerte de Rubén Darío (1916-2016), anunció la gala de la obra La agonía del poeta, de Rolando Steiner.

AL FRENTE DE LAS TABLAS

Almanza Sirias en la Comedia Nacional dirigió en 2002 la obra La recepción, de la española Carmen Resino; y el monólogo El rey burgués, de Rubén Darío, en 2005, donde actuó Socorro Bonilla Castellón.

Pero su mayor labor de montajes teatrales ha sido con el grupo de teatro Las Tablas, de la Unica, al haber dirigido 32 presentaciones, la primera Génesis y Apocalipsis, en 1993.

La superproducción Las bodas de Caná, en 2010, una adaptación de Felipe Sánchez y Zaida Urbina. Las aventuras de Cifar, en 2012; y este mismo año ¡Qué Plantón!, de Memo Méndez. Así otras celebradas piezas de dramaturgos como Alejandro Casona, Cervantes, y Jaime Alberdi.

EN EL TEATRO UNIVERSITARIO

Para Almanza Sirias el teatro universitario ha sufrido una baja, desde que finalizó el X Festival Artístico Universitario.

La gala se hacía en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío, y ahí se entregaban premios, como el que recibió de Mejor director del VIII Festival Artístico Universitario, 1997-1998.

Reconoce que hay una muestra, que no tiene el impacto del festival; pero si hay directores que promueven el teatro entre los estudiantes, como Alicia Pilarte en la Universidad Católica; Marina Obregón, en la Upoli; Mayra Bonilla en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua; y Ganímedes Morales con su novedosas propuestas.

En su caso, dice ha organizado desde hace doce años la Fiesta del teatro. “Este es un festivalito donde concurren estas universidades a compartir sus obras y técnicas”.

“Hace tres años actué en la obra la Zapatera prodigiosa, con el personaje del zapatero. A veces me siento relegado y medio triste, porque mi trabajo es de director de teatro y docente, pero mi pasión es la actuación”.
Aníbal Almanza Sirias, actor.

LA SEGUNDA GENERACIÓN GERMINÓ

“Socorro Bonilla Castellón fue mi maestra —dice Aníbal Vidal Almanza Sirias—, ella fundó la Comedia en 1965 y formó la primera generación (1965-1975); desafortunadamente pasaron, pero quedó su semilla en la segunda que germinó”.

En estos inicios Bonilla Castellón contó con el respaldo del escritor Adolfo Calero Orozco, Esperanza Morales, Joyce de Pérez, entre otros, gestores, estudiantes y periodistas.

La primera obra que montó fue Los árboles mueren de pie, de Alejandro Casona, dirigida por César Sobrevalls. Actuaron Blanca Amador, Mamerto Martínez, la misma Bonilla (fallecidos), y en su debut la joven Evelyn Martínez.

Después de esta rápida mirada, Almanza Sirias, se ubica como de la “Segunda generación” (de 1975 a la fecha), junto a Erasmo de Jesús Alizaga Reyes, Marina Obregón Alemán, Zaida María Urbina Silva e Ivonne García.

A estos Bonilla les llamó “miembros directivos”, por su permanencia. Pero también figuraron los “invitados” en las diversas obras, como el escenógrafo Fernando Morales, Salvador Espinoza, Xiomara Centeno, Jenny Garzón, Ivania Mendieta, explica Almanza Sirias.

TOME NOTA

Aníbal Almanza   dirigirá la obra Juanito y la luna, escrita por Zaida Urbina. 30 de septiembre, en dos tandas, a las 10:00 a.m., y 3:00 p.m., Sala Experimental Pilar Aguirre.

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