Después de 15 días de detención ilegal, por fin la Policía Nacional presentó ayer a los campesinos Carlos García Méndez, Juan de Dios Rodríguez y Sotero de Jesús Reyes Alvarado acusados de supuestamente haber participado en el asesinato de los cinco policías en una comunidad de Punta Gorda, Bluefields, el pasado 16 de agosto.
Junto a ellos están acusados nueve más que están prófugos, entre estos, el supuesto cabecilla Elborio Omar Suazo Calero.
POLICÍA NEGABA A FAMILIARES TENERLOS PRESOS
Antes de la audiencia, los familiares de los procesados no pudieron verlos y hasta los dieron por desaparecidos, porque la Policía no daba razón de ellos.
La detención de los tres campesinos se formalizó el 26 de agosto, según acta que rola en expediente judicial, y fue hasta ayer que se realizó la audiencia preliminar, lejos de las 48 horas que establece la ley, para que un detenido comparezca ante el juez.
Según la acusación leída ayer por la fiscal Kenia Jirón, los hechos sangrientos se dieron el pasado 16 de agosto en la comunidad Polos de Desarrollo Daniel Guido, cuando las víctimas —los oficiales Santos Andrés Sevilla Castro, Roberto Martínez Granados, Wilber González, Jorge González, y Wilbert López— salían de la comunidad antes mencionada hacia la estación policial.
Los oficiales sostuvieron una reunión con pobladores de ese lugar para organizarse, y al enterarse que andaba por el sector el acusado Jerónimo Aguilar, alias Chombo, quien tenía orden de captura por abigeato en perjuicio de Moisés Báez, lo atraparon después de una persecución en bestias y luego lo trasladaban hacia las celdas.
LA ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA
Aguilar, según las autoridades, avisó al resto del grupo de que lo perseguían. En la casa del acusado Carlos García supuestamente se planeó el ataque a los policías para rescatar al miembro de la agrupación capturado.
A García, de acuerdo con la acusación de la Fiscalía, le asignan la función de garantizar la ruta de escape y de prestar su finca para esconderse, además de participar en el atraco. Después de la matanza, los señalados robaron los fusiles de los policías y huyeron.
Todos los pertrechos de las víctimas fueron encontrados en la casa de García, según la fiscal.
HECHOS EN BLUEFIELDS Y ACUSACIÓN EN MANAGUA
A pesar de que los hechos ocurrieron en la comunidad de Punta Gorda, jurisdicción de Bluefields, la Fiscalía acusó en Managua, justificando que las reuniones donde planificaban los robos, ya que era un grupo que se dedicaba al abigeato y otros delitos, las hacían en Managua, sin precisar lugar exacto.
El abogado Marlon Aburto, quien representó a los imputados Carlos y Sotero, promovió una excepción por falta de competencia judicial, pero fue rechazada por el juez Henry Morales, quien dio la razón a la fiscal Jirón argumentando que efectivamente era a él a quien le correspondía ver el caso, porque es en Managua donde se cometió el delito más grave (crimen organizado) por las reuniones de planificación.
Este mismo juez fue quien admitió la acusación contra los campesinos condenados por los hechos del 19 de julio del año pasado ocurridos en Ciudad Darío y San Ramón, Matagalpa, alegando que era su competencia porque los procesados se reunieron en el sector conocido como La Gallera en Tipitapa, aunque allí también hay juez de Distrito.
Los procesados manifestaron ayer al secretario judicial que era la primera vez que venían a Managua y eran analfabetas. El juez después de admitir la acusación donde señalan a los campesinos de coautores de asesinato, robo agravado, crimen organizado, portación y uso ilegal de arma de fuego, programó la audiencia inicial para el 7 de octubre y ordenó la prisión preventiva.
FIRMAS DE CATÓLICOS
Las hermanas María Ercilia e Hilda Jamileth Martínez, se quedaron con un listado de firmas levantado en su comunidad entre personas que dan fe del buen comportamiento de sus esposos, Juan de Dios Rodríguez y Sotero Reyes, como líderes de la iglesia Católica en la comunidad Santa Elena, del Polo de Desarrollo Daniel Guido, pero nadie las escuchó.
Pedro Antonio López, pariente del procesado Sotero Alvarado, dijo que ese día de los hechos, su familiar andaba predicando la palabra de Dios en una comunidad que queda a cuatro horas de camino de donde sucedió la masacre y hay testigos de eso.