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“Desdoblarnos en muchos personajes”

Esta pieza de teatro español fue dirigida por el mexicano César Sobrevals, y actuaron Socorro Bonilla Castellón, fundadora de la Comedia Nacional; Blanca Amador, Mamerto Martínez, Sucre Frech, Leticia Saravia, Consuelo Narváez y Evelyn Martínez.

“Vi el estreno de la comedia Los árboles mueren de pie (1965), de Alejandro Casona, era entonces la única niña que estaba sentada en primera fila”, dice la actriz Mayra Josefa Bonilla Martínez al recordar su primer encuentro con el teatro, entonces tenía 10 años.

Esta pieza de teatro español fue dirigida por el mexicano César Sobrevals, y actuaron Socorro Bonilla Castellón, fundadora de la Comedia Nacional; Blanca Amador, Mamerto Martínez, Sucre Frech, Leticia Saravia, Consuelo Narváez y Evelyn Martínez.

“Había unas cien personas, fue un lleno total en la salita de la Cruz Roja donde se puso en escena. A todos ellos los vi actuar y muchas veces ensayar en casa de Socorro”, agrega.
En este local, Socorro fundó la Escuela de Declamación y Teatro, y una de sus alumnas fue precisamente su sobrina Bonilla Martínez, quien junto con otros menores, recibió clases de voz y dicción.
Participó en su primera obra, Diez preguntas sobre Rubén Darío (1962) que fue puesta en escena en este domicilio ante padres de familia. Era “poesía teatralizada”, señala.
Este mismo año realiza su primer personaje, una señora, en Se alquilan zapatos, pieza de teatro infantil.

La casa de Socorro estaba entonces situada en las cercanías de la Escuela Josefa Toledo de Aguerri (calle Momotombo); en este otro centro escolar Bonilla Martínez recibió clases de ballet, folclor, música, artes y cocina (1965-1969).

“A partir de aquí comenzó mi vida en el teatro”, apunta Bonilla Martínez, hoy una actriz de prestigio, docente de Español con maestría en Filología, y con un doctorado Interdisciplinario en Artes y Letras en América Central, de la Universidad Nacional (UNA) de Heredia, en Costa Rica.

HACIA LA SALA MAYOR

Estudió en el Colegio Experimental México, se integró al grupo de Teatro Juventud y al Ollantay, donde conoció a Marina Obregón, Erasmo Alizaga y Aníbal Almanza.
Actuó en varias obras, Función para butacas (1975), Las manos de Dios y Resortismo para abrir ojos.

Llega a la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío cuando formaba parte del coro y dama paso de grulla, en Asamblea de las mujeres (1975), comedia griega de Aristófanes.
Personifica a Marga, en La tercera palabra (1976), obra de teatro en tres actos de Alejandro Casona; actúa junto a Erasmo Alizaga, Cristina de Gutiérrez, la poeta María Teresa Sánchez y Carlos Pérez.
Luego en Seis personajes en busca de autor (1978), de Luigi Pirandello, por su actuación de la Hijastra, la Unesco la beca a Colombia, estudia con Santiago García en la Escuela de Teatro de Colombia y se integra al grupo La Candelaria.

Recibe otra beca de la misma entidad para estudiar teatro con Andrés Canedo, jefe del departamento de Teatro Nacional de La Paz, en Bolivia, luego se integró al grupo de Teatro Aymara.
“Lo rico y bello del teatro es que podemos desdoblarnos en muchos personajes”, dice Bonilla Martínez.

De su memoria trae primero a Zulmira, una mujer que planifica su funeral, en la obra La Difunta (1991), del brasileño Nelson Rodríguez, y que dirigió Nelson Dorr. Todavía siente su temple ante la muerte.
El papel de Caperucita lo realizó en su madurez, “fue todo un reto”, exterioriza. El otro fue de la muñeca Dulcita, en la obra Dulcita y el burrito infantil (1987), de Carlos Reyes.
Su otro reto fue hacer de vieja, en la pieza teatral Memorias del fuego (1989) de Eduardo Galeano, dirigida por el chileno Andrés Pérez. Y fue una gran satisfacción porque fue invitada por la Escuela Internacional de Teatro Latinoamericano y de Caribe, de Cuba.

Hizo de chaperona, en la obra Amores de Abraham (1991), un arreglo de Alejandro Cuadra y un coreógrafo costarricense. “Fue una experiencia maravillosa y exitosa, porque actuábamos y bailábamos”, comenta satisfecha Bonilla.

En 1989 estelarizó a una vieja ricachona que tenía un amante jovencito, era la chela Belardina, en Clave de sol, de Nicolás Dorr. Esa noche sus hijos, María Rosa y Erasmo, estaban hospitalizados por viruela. “Debería estar con mis hijos —se decía— y no en el teatro”.

NORBERTA EN  LA CHINFONÍA BURGUESA

Pero la obra que definitivamente ha consagrado a los miembros de la Comedia Nacional es La Chinfonía burguesa (1991) de José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos. “Nos van a recordar quinientos años”, dice con humor.

Hace de Norberta Berta Tuerta, “este es uno de mis personajes más queridos, desde su nombre es feo, es un adefesio, pero a la misma vez es simpática, el público siempre la recuerda”, comenta.
Las luminarias del teatro también han enfocado a otros personajes de Bonilla Martínez, en obras como La gallina ciega, Pasada entre tío Coyote y tío Conejo, Un jardín para ser feliz y el Relato navideño, entre otras del poeta Octavio Robleto.

LA REINA ISABEL

Su nuevo personaje es la Reina Isabel I la Católica, reina de Castilla, en la obra Colón Cristóbal el genovés alucinado (o Acto cultural, de José Ignacio Cabrujas), que será dirigida por Erasmo Alizaga, su esposo.
Todo esto ha sido posible en parte —reconoce Bonilla Martínez— a sus maestros que le dieron clases de dramaturgia, teatro español, dicción, voz, maquillaje, títeres, críticas de las artes, metodologías, entre ellos Antonio Peñuñury, de México; Teresa Ralli, de Perú; Santiago García, de Colombia; Herita Stern, de Uruguay; Adolfo Shapiro, de Rusia, y Nelson Dorr, de Cuba.

EN EL TEATRO UNIVERSITARIO

Quería formar un grupo de teatro y empezó con dos estudiantes, Alexander Leytón y Marisela Sobalvarro, y fue apoyada por la maestra Thelma Acosta. Así se formó en 1994 el Teunan, Teatro Experimental UNAN-Managua.

Al poco tiempo llevó a escena el Mix Poético, de José Coronel Urtecho; Doña Ana no está aquí, de Octavio Robleto, y La novia de Tola, de Alberto Ordóñez. Tiempo después se le une su hija María Rosa Alizaga. Ambas ahora dirigen dos grupos de teatro.
Fundan en 2009 Mayboarte (Mayra Bonilla Arte), su más reciente obra en escena por este grupo es Vida estamos en paz, dedicada a Pilar Aguirre en su centenario de nacimiento.

Volverá a escena el próximo 27 de octubre las 4:00 p.m. en la Sala Experimental Pilar Aguirre.
Al igual ha dirigido al grupo de teatro de la ATD, Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN Managua.

Y tanto madre como hija son las promotoras del VII Encuentro de Teatro Interuniversitario organizado por Teunan (Teatro Experimental UNAN Managua), en homenaje a los Cincuenta años de Comedia Nacional.

“SOCORRO BONILLA ES MI MADRE DEL TEATRO”

“ Tuve la dicha de vivir y compartir con Socorro Bonilla, una de las mujeres más apasionantes del teatro de este país”, recuerda Mayra Bonilla Martínez, mientras se le quiebra la voz y lágrimas nublan sus ojos.
“Ella fue mi segunda mamá… mi madre del teatro le digo porque no solamente me impulsó en el arte sino que en la educación. Creo donde esté, debe estar feliz de verme lo que soy ahora”, expresó emocionada.
Hace pausa y continúa: “Mi vida con ella fue una etapa lindísima; siempre me instó a la lectura. Tenía una vitrina repleta… Yo le decía Coro: ¿quién va a leerlos?, me respondía que yo los iba a leer”.
Esta es otra de sus lecciones, sostiene, que la hicieron crecer intelectualmente como mujer, madre, maestra y actriz.
Socorro Bonilla falleció en 2010, era rectora de la Universidad del Valle y coordinaba la Cátedra Rubén Darío; ahora Bonilla Martínez dirige la Cátedra y el coro hablado que recita anualmente poemas del bardo.

Una de las preocupaciones de Bonilla Martínez es ahora abrir una nueva visión sobre lo científico del teatro en estos tiempos, en lo histórico, estético e ideológico.
Eso la ha llevado a estudiar una maestría en Filología Hispánica y presentar su estudio Antología y análisis de seis obras de teatro nicaragüense; y un doctorado con la tesis Dramaturgia de las vanguardias en América Central: Guatemala, Nicaragua, El Salvador.

En la actualidad imparte clases de Español y Metodología de la Investigación en la UNAN Managua, y clases de teatro en la nueva carrera de Cultura y Artes, dirigida a estudiantes de la asignatura Expresión Cultural y Artística (ECA).

Otros de sus afanes —dice Bonilla Martínez— ha sido aportar al libro Memorias de la Comedia Nacional de Nicaragua, junto a Aníbal Almanza y Miguel Ayerdis. En su recuento concluye que desde los 7 años ha hecho teatro, y “ha sido duro, maravilloso y constante”.

TOME NOTA

Colon Cristóbal el genovés alucinado (o Acto cultural, de José Ignacio Cabrujas) el próximo 14 de octubre, 7:00 p.m., Sala Experimental Pilar Aguirre.

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