Sayra Laguna no es boxeadora pero casi pierde por nocaut monetario su participación en el Mundial de Sambo que se realizará en Casablanca, Marruecos.
La joven tiene cualidades de esfuerzo desmedido como muchos deportistas del país. Ella se ganó el cupo en el Campeonato Panamericano efectuado en Nicaragua, pero su suerte tenía un manto oscuro de no poder contar con mil dólares para costear sus gastos, sin embargo Laguna le hizo una llave al infortunio y ahora está sentada a la par de una ventana de un avión camino a su destino.
A pesar que Laguna es parte de un deporte en Nicaragua tan seguido como una carrera de hormigas, Sayra como principal figura piensa en sorprender a los escépticos. “Sé que mis posibilidades son reducidas, pero me siento en forma de conseguir medalla”, dice la muchacha que el año anterior en Chipre en un mundial juvenil, peleó por la medalla de bronce y cayó ante una polaca.
Acostumbrada a dormir en condiciones deprimentes como el vivido camino a Chipre. “Yo he dormido en el piso muchas veces con tal de ir y poner el nombre de mi país en alto”, rememora la muchacha. Sus ambiciones están por encima de su nivel, es soñadora y eso le hace encontrar esperanzas en medio de la guerra que vive. “Si no consigo medalla me sentiré decepcionada conmigo misma”, explica.
Laguna ya ha estado en un campeonato de esta envergadura. No se le olvida que estuvo antes en Rusia en el 2013. Ahí sola como Adán en el paraíso sin entrenador ni amigos participó y quedó colocada en la posición número nueve en el ranking mundial.
“Aunque me mantuve de puerta en puerta buscando patrocinio, nunca me desenfoqué de los entrenamientos con el profesor José María Lanuza”, explica la joven que estudia Administración de Empresas en la Universidad Centroamericana (UCA).
Esta deportista dependiente del azar dice haber mejorado su nivel técnico y ahora que compita el 14 de noviembre tendrá que decidir si peleará en 56 o 60 kilogramos.
Afuera la bata de deportista es un ejemplo con dos carreras universitarias al hombro y en el deporte, su esfuerzo es indiscutible.