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Una nota (más) sobre el Canal

Debido al tamaño tan pequeño de nuestra economía, ello sería suficiente para producir un auge temporal de la actividad económica, y del empleo.

De acuerdo con el Resumen Ejecutivo del proyecto canalero, durante la fase de construcción se utilizarían cincuenta mil trabajadores como media anual, de los cuales se estima que 25,000 serían nicaragüenses, equivalentes apenas al 0.7 por ciento de la fuerza de trabajo del país.

La demanda representada por la masa salarial de un número tan reducido de trabajadores, tendría un impacto mínimo sobre la economía.

Sin embargo, a pesar de ello, y de que de acuerdo al propio Resumen del Proyecto los equipos y la mayor parte de los materiales necesarios para ejecutar el proyecto serían importados, debemos asumir que siquiera una fracción de la inversión de capital asociada a esta fase se filtrará a la economía del país.

Debido al tamaño tan pequeño de nuestra economía, ello sería suficiente para producir un auge temporal de la actividad económica, y del empleo.

De acuerdo con nuestra simulación, habría un auge económico temporal, que seguiría el ritmo de las entradas de capital: el año cinco cuando dichas entradas disminuirían, la economía comenzaría a caer, y el año seis, cuando dichas entradas cesarían por completo, la economía experimentaría una caída de más del veinte por ciento, con un incremento explosivo del desempleo.

Por otro lado, dependiendo de la magnitud de la filtración de las entradas de capital a nuestra economía, podría producirse otro efecto: una sobrevaloración masiva del tipo de cambio real, lo cual implicaría que las actividades transables sencillamente dejarían de ser competitivas.

Este fenómeno podría bloquear durante un período prolongado —sobre todo en presencia de efectos de histéresis— cualquier posible proceso de cambio estructural, y destruiría o colocaría a gran parte de las actividades transables actualmente existentes en una situación de extrema dificultad para sobrevivir.

En Nicaragua, las actividades típicamente transables son la actividad agropecuaria, agroindustrial e industrial. Por su parte, el auge temporal en el empleo podría elevar —en relación a sus niveles actuales— el costo general de la fuerza de trabajo, haciendo perder competitividad a las actividades que dependen, para ello, del bajo costo de nuestra fuerza de trabajo.

Al final en esta fase, tendríamos una economía deprimida, y ninguna actividad económica sería capaz de contrarrestar el cese de entradas de capital de la magnitud de las registradas durante la fase de construcción.

En lo que respecta a la creación de empleos por parte de los denominados sub-proyectos, ello no tiene que ver con que se evite la depresión, por la razón arriba apuntada. En el mejor de los casos, si estos sub-proyectos llegan en efecto a generar 250 mil nuevos empleos, esto significa que el canal y los sub-proyectos generaran apenas alrededor del cinco por ciento del empleo.

La mayor parte del empleo la continuarían generando las mimas actividades de muy baja productividad que actualmente generan la mayor parte del empleo, principalmente el comercio y los servicios informales, y la agricultura de subsistencia. Dado que la productividad promedio de la economía es un promedio ponderado, y está determinada por las actividades que generan la mayor parte del empleo, mientras el grueso del empleo sea generado por actividades de muy baja productividad, ninguna obra que genere un cinco por ciento del empleo total sacará al país de la pobreza.

Esta es la razón por la cual, a pesar de que en la Zona Metropolitana de Panamá-Colón se creó un núcleo urbano de altos ingresos debido a que los salarios pagados en la zona del canal tenían como referencia los de la economía norteamericana, y a la posterior creación de otro polo de altos ingresos con el Centro Financiero Internacional, hasta los años setenta, seis décadas después de que el Canal entró en operación, Panamá mostraba un nivel de desarrollo similar al de Nicaragua.

Economía Canal construcción Proyecto archivo

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