“La corrección política o lo políticamente correcto es un concepto utilizado para describir lenguaje, ideas políticas o comportamientos con los que se procura minimizar la posibilidad de ofensa hacia grupos étnicos, culturales o religiosos”. Wikipedia.
“Estoy cansado de esta Corrección Política…”, Donald Trump. En mi opinión esta es otra transfiguración de la ética-política, y que desafortunadamente quiere ser implementada para desvirtuar el verdadero propósito de la ética correcta en las posturas públicas. Enfatizo, no es esconder la democracia, es el respeto hacia ella per se.
No hay que dejar que se manosee dicho pensamiento… con connotaciones y términos extremistas, es lo que es, no el abuso verbal. Es preciso comunicar opiniones y conceptos, bajo la armonía y libertad de prensa.
Al no utilizarse la corrección política, se promovería el desbarajuste al respeto, y la anarquía al sentir en determinados grupos cautivos y presos de la ignorancia autóctona… Siendo esta la mayor excusa, que saca a estos equívocos grupos de su monótona y aburrida perspectiva emocional. “Ignorancia sincera y la estupidez consensuada”. ML King.
Estoy de acuerdo que tenemos que opinar en temas delicados y sensibles, pero con prudencia y tacto.
Mas lo inescrupuloso y temible del poder de la palabra mal empleada, ya lo hemos visto en los errores de la historia. “Una mentira repetida mil veces termina creyéndose como verdad”, Joseph Goebbels.
Mi pregunta quiénes la creen, y ¿por qué la creen? Todo lo que se dice, y no se dice correcto no está bien. De ahí a que los grandes eruditos en el arte del buen hablar, oratoria, o el vanagloriado carisma, han revolucionado la historia de la política, ya sea para bien o para mal.
“El mal lenguaje engendra ideas falsas, y las ideas falsas, conducen a malas acciones”, Peterking.
En el partido Democrático de los Estados Unidos hay solo dos candidatos, en la palestra que entrarán en la contienda final de nominación: El señor Bernie Sanders y la señora ex secretaria de Estado Hillary R. Clinton, quien es nuestra candidata favorita tanto para la mayoría de los hispanos, y grupos conscientes de mantear ese equilibrio y armonía deseada. No solo como próxima presidenta de esta gran nación, más como líder unificadora en la Cámara y Senado estadounidense. Y sin olvidarnos como reconciliadora de la equidad y paz mundial.
Todo posible candidato a la Presidencia debe brillar por los muchos atributos que puedan aportar exitosamente al desarrollo socio-económico-cultural de su Nación. Donde la ética y moral prevalezcan como bastión primordial.
Es indispensable que el discurso de un buen candidato o candidata presente un elaborado plan de trabajo, el cual tiene que estar fusionado con actitudes positivas, y planes metódicos de desarrollo, exitosos para su país y por ende ciudadanos. Siendo así el bien común parte primordial de su futura plataforma. Hay tanto que aportar, en vez de brindar comentarios difamatorios, denigrantes y cargados de ego.
Siempre es bueno abrir nuestro recordatorio educativo, “las páginas de nuestra historia”, las cuales nos muestran, quienes han sido los llamados malos líderes, y el irreparable daño que han causado con sus desatinadas y equívocas acciones a nivel de país, de su gente y su sufrido pueblo. ¿Es acaso que los errores de la historia deben repetirse?
La actual situación económica y política mundial ameritan hoy más que nunca pautas claves, inteligentes y organizadas. Sería catastrófico tener un representante de la nación más estratégica del mundo, que sea impulsivo y soez. Donde todos sabemos lo importante y crítico de tener un tono diplomático, y amigable, en aras de conservar la paz mundial.
Recordemos que no es en la vanidad, ni en el dinero, donde se encuentran las auténticas normas cívicas del orden a seguirse. Sino más bien en la honestidad, sabiduría, educación, y las verdades del corazón… Cuando hay una carencia de estas, la paz mundial tambalea. Tristemente nos hacen recordar como la humanidad, se ha equivocado, no una ni dos veces, más en un sinnúmero de ocasiones, cuando ha apoyado costumbres y culturas devastadoras en el orden cósmico de lo ético y justo.
La autora es escritora/ Consultora.
