Cavar una zanja justo donde cae el agua de lluvia que resbala por el techo y se conduce a través de un canal, rellenarla con pequeñas piedritas y dejar que el agua se filtre hasta el manto acuífero ¿Suena demasiado simple? Sí, y es también efectivo, según la arquitecta internista Deborah Arellano Sandoval, quien propone este método práctico de filtración para aumentar el nivel de aguas subterráneas.
Se trata de una acción simple que de realizarse en cada casa, en la ciudad y en el campo, puede frenar el efecto negativo que hemos realizado por años con el desarrollo urbanístico, asegura Arellano, quien se especializó en Estados Unidos en Arquitectura Ecológica. Usted mismo podría excavar una pequeña cuneta en su patio, colocar pequeñas piedras que ocupen tres cuartos del hueco y dejar que el agua fluya hasta el subsuelo.
“Sería como dar de beber, gota a gota, de casa en casa, a la tierra. Con el recubrimiento del suelo con cemento para hacer casas, calles y cauces hemos tapado la boca a la tierra y le impedimos la posibilidad de absorber toda la cantidad de agua que necesita, eso va reduciendo el nivel del manto acuífero que es lo que alimenta pozos y algunas fuentes naturales de agua”, explica la experta en diseños ecológicos.
Deborah Arellano presentó a la Asamblea Nacional un proyecto para aplicar en la capital este sencillo y funcional método en 1995 y a pesar de haber recibido su propuesta, nunca obtuvo respuesta. En marzo de 1993 la laguna de Nejapa se había secado y recuperó su nivel hasta en 1994, Arellano proponía esto como una alternativa viable y efectiva para que desde entonces evitar que los problemas medioambientales como este recrudecieran.
Dos décadas después Nejapa se va secando más y la sequía ha reducido a polvo y piedras ríos y lagunas en todo el país. “Este es el momento de realizar acciones ciudadanas para preservar la naturaleza. No es un castigo divino lo que está pasando, es el efecto de las malas prácticas y abuso de nuestros recursos. Es siguiendo la misma sabiduría de la naturaleza que debemos preservar lo que nos queda y evitar llegar a una crisis”, enfatiza Deborah Arellano.
Gobierno debe actuar
Para el ecólogo Jaime Incer Barquero, esta iniciativa podría ser efectiva a gran escala si se aplicara en proyectos de Gobierno o en el desarrollo de nuevas urbanizaciones diseñadas en función de garantizar un porcentaje del terreno para infiltración natural.
“Por lo menos cada vez que se planifica una urbanización hay que dejar una extensa área verde arborizada que compense la pérdida de infiltración que provoca el sellamiento del suelo por la construcción de carreteras, calles y casas”, expone Incer Barquero.
Las cunetas, tragantes, cauces conducen al agua, muchas veces con basura y sedimentos y se impide la posibilidad de absorción del agua que debería alimentar la capa freática de la que se obtiene buena parte del agua de consumo.