Este 28 de abril, se celebra el 118 natalicio de María Albertina Prudencia Ramírez Martínez, nacida en Granada y bautizada el 9 de mayo de 1898, en la parroquia Santiago Apóstol de Managua.
Recibió el sacramento de la confirmación en la Catedral de León (1904) y su primera comunión en la misma parroquia de su bautismo (4 de diciembre 1910). Fue la penúltima de los hijos del matrimonio Ramírez-Martínez.
Por línea materna, fue nieta del primer presidente constitucional de Nicaragua el general Tomás Martínez Guerrero, y descendiente directa de la heroína nacional nicaragüense Rafaela Herrera, célebre por defender el castillo de la Inmaculada Concepción, también emparentada con el prócer colombiano Francisco de Paula Santander, por línea paterna.
Fundó la Casa Nazareth (1935-1943), para niñas desprotegidas, así como la Asociación Nicaragüense de Siervas Misioneras de Cristo Rey (1943-1948), aprobada como derecho diocesano por la santa sede del Vaticano en 1946. Abrió las primeras escuelas elementales, sabatinas y dominicales para niños y niñas pobres de los barrios marginales de la capital, a la luz de la filosofía de la acción católica.
En tan grande labor, involucró a mujeres, madres obreras de las localidades donde se fundaban las escuelas para darles formación. Asimismo, abrió para ellas talleres de costura y de oficios domésticos.
En 1952, la Unión de Mujeres Americanas la reconoció como Mujer Prominente de Nicaragua por su labor social.
Albertina Ramírez pasó a la presencia del Señor el 20 de julio de 1979, en la ciudad de Granada, cuya diócesis abrió el proceso de canonización el 17 de octubre del año 2001, después de veintidós años de su muerte; el 19 de noviembre de ese mismo año fue aprobado el Nihil Obstat, (aprobación de un censor de la Iglesia católica de una obra que aspira a ser publicada) postulado por el padre Jaime Valdivia Pinell Real.
Actualmente, una comisión de las Misioneras de Cristo Rey, integrada por su directora sor Mireya Méndez, sor Abigail García y sor Martha Jerez, trabaja en la instancia inicial del proceso, dando el primer paso al inscribirla ante el Departamento de los Siervos de Dios del Vaticano en Roma, donde madre Albertina, ocupa el onceavo lugar.
En esta instancia, la labor de la comisión consiste en documentar el trabajo de madre Albertina, sobre testimonios de personas que manifiesten que invocándola hayan experimentado sanación, paz, mejoramiento o satisfacción de sus peticiones, desarrollando una amplia difusión dirigida tanto a la comunidad Cristo Rey como a la población en general.
Así pues, madre Albertina Ramírez, sigue los pasos de la también granadina, sor María Romero Meneses, quien fue declarada venerable por el papa Juan Pablo II el 18 de diciembre del año 2000, proclamándola beata el 14 de abril de 2002, siendo la segunda mujer centroamericana a la que se otorga tal reconocimiento por parte de la Iglesia católica.
Fue sin duda una dama excepcional y excelsa, un agente de cambio que trocó radicalmente el pensamiento religioso de su época, al fundar una congregación religiosa en Nicaragua, lo cual según palabras del escritor nicaragüense Edgard Zúñiga: “Sonaba como algo absurdo e impensable. Las congregaciones religiosas se fundaban en Europa. No en un país pequeño, pobre y sin ninguna importancia”.
Mujer de recia personalidad, pionera del siglo XX con una visión adelantada a su tiempo. Su ejemplo vive en nuestras niñas, adolescentes y mujeres que admiramos su magna obra de mantener viva la fe para la gloria eterna de Dios.
Sus restos reposan en la casa generalicia de la congregación de Siervas Misioneras de Cristo Rey, por ella fundada, en Managua.
La autora es abogada y notaria pública. Exalumna del Colegio “Cristo Rey”.