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Franklin Bordas Lowery

¿Son peligrosos los escritores?

Una publicación muchas veces atrae más enemigos que amigos. Y más, cuando un cadáver cuenta su historia, cuando un inocente explica de la mano de un escritor la versión que se quisiera enterrar y que inflama el corazón de la sociedad. A veces la verdad queda suspendida en el tiempo, el escritor engaveta pero no quema lo que más adelante será luz, porque nada puede ser ocultado por toda la eternidad.

Ser escritor y crítico atrae incomodidad. Muchos quisieran leer publicaciones de sus más notorias virtudes y cero defectos. De sus actos heroicos aunque imaginarios; de su prefabricado altruismo, de sus contactos espirituales y hasta celestiales. Enterrar errores, malos hábitos, debilidades, caídas, vicios, empalar secretos públicos es el más caro sueño de personajes con capacidad de pago.

Aunque sueño inalcanzable es pasar desapercibido hoy, más cuando el balance es rojo carmín o blanco sucio.

El expurgo en pleno siglo XXI continúa. Hay quienes se atreverían a comprar publicaciones completas de un autor para que muchas verdades no salgan al mercado. Los libros cuyo propósito es instrucción, deleite y hasta denuncia, han sido espiados con lupa en todas las épocas. Los escritores no solo tienen enemigos declarados, allí donde están los excesos y errores públicos, también tienen enemigos solapados en sus propios compañeros de oficio, por envidia, o por cualquier cosa. Fotografías y abrazos, fiesta y literatura, no hacen —como se ha creído—, amistades a prueba de fuego. La fábrica de hipocresía reverbera no solo entre políticos.

“El dolor siempre cumple lo que promete”, dijo Germaine de Stael, una escritora que marchó al exilio cuando Napoleón Bonaparte la declaró peligrosa. Defender la libertad de creación requiere valor y decisión. Y más aún, cuando expones el pecho frente a alguien obsesionado con el control absoluto, como fue el caso de este gobernante cuya pretensión era ser también emperador de las letras y de las artes.

Los verdugos de la libertad de creación en la historia de la literatura han logrado fugaces momentos de sujeción de la palabra, guillotinando, fusilando o quemando escritores “peligrosos”, queriendo ignorar que la creación necesariamente se origina en la incansable palabra que va resurgiendo en el túnel de los tiempos siempre. ¡Malditos escritores! —farfullan—, cuando la palabra viene como un tractor removiendo la tierra que expone huesos y secretos celosamente guardados.

¡Qué extraño que las palabras tengan tantos enemigos letales! ¿Por qué si no era peligrosa la escritora y periodista rusa Ana Politkóvskaya, intentaron envenenarla primero, y luego acabaron con ella de cuatro tiros en el ascensor de su apartamento en Moscú en octubre del 2006? Los escritores comprometidos con una justa causa, no son considerados peligrosos porque sean parte de organizaciones armadas con sofisticada fusilería, tácticas y capacidades altamente destructivas; son un peligro debido a la claridad con que pueden desmenuzar lo que otros quieren ocultar.

¿Cómo no va a caer mal el espectro del poeta norteamericano Ezra Pound cuando dice: “Gobernar es el arte de crear problemas, con cuya solución se mantiene a la población en vilo”…
Permanece el precio de tres millones de dólares por la cabeza del escritor y ensayista británico Salman Rushdie, casi veinte años después de su famosa publicación Versos Satánicos (1988).

Continúa siendo víctima de una enfermiza cacería por parte de fanáticos religiosos y caza recompensas, que además de dinero, buscan fama y quizás posición política. Ellos lo consideran un escritor peligroso.

En Nicaragua, el alma de los escritores asesinados permanece hablándonos de la justicia, de la dignidad, de la libertad, del amor, de su vida como poesía. Hoy hasta los sicarios saben que es mal negocio matar escritores, porque la muerte misma les da mayor vida.

El autor es escritor.
[email protected]

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COMENTARIOS

  1. Cid
    Hace 8 años

    por lo general los enemigos de los escritores son todos los que no quieren que sus secretos de corrupción se conozcan. De acuerdo, escribir te pone muchas veces en peligro.

  2. Carlos
    Hace 8 años

    Los enemigos dentro de los mismos gremios es espantoso. Hay odio y también rivalidad entre escritores y escritoras, esto se ve en los festivales y en las organizaciones del país.

  3. Jamie
    Hace 8 años

    Todos creemos que ser escritor es sencillo, pero este articulo expone como realmente es este trabajo. Quedar bien con todo el mundo es imposible menos en Nicaragua.

  4. Maria
    Hace 8 años

    Muy Bueno! no podria ser esto mas atinado!
    Espero siempre hayan valientes que digan las cosas como la ven!

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