Se hablará de lo positivo y negativo de la tercera edad, la felicidad o el maltrato que muchas personas sufren a consecuencia de sus familiares o de la misma sociedad que ve a los adultos mayores como una carga o molestia en sus vidas.
En el país son muchos los ancianitos que deambulan en las calles, otros se encuentran en los asilos, prácticamente abandonados, con múltiples enfermedades y necesidades que por su edad no pueden sustentar por ellos mismos, viéndose en la situación de pedir o soportar cualquier humillación con la que se encuentren en sus vidas.
A medida que las personas envejecen, algunas actividades cotidianas puedes convertirse en difíciles o confusas.
Actividades como la limpieza, las compras, cocinar y pagar las cuentas pueden volverse algo difícil de manejar, desarrollándose un descontrol en su seguridad y autoestima, perjudicándolos en su proceso de envejecimiento.
Es ahí donde es de suma importancia que cuenten con sus grupos primarios de apoyo, que les ayudarán a tener una vejez digna y feliz.
Las personas mayores tienen derecho a no ser discriminados por su edad ni a ser considerados inútiles o improductivos en la sociedad ni mucho menos en su entorno familiar. Al contrario, ellos y ellas pueden aportar mucho más de lo que creemos si contamos más con su apoyo.
Debemos darles, por lo menos, las mismas oportunidades, beneficios y privilegios de los demás miembros de la sociedad y de la familia y, al mismo tiempo, se les debe brindar comprensión, paciencia y cariño.
Es inconcebible que pueda haber sociedades, instituciones o familiares que “maltratan” o ignoran a sus ancianos.
¡Nunca debe permitirse esto!
Es importante recordar que todos llegarán a esa edad y que no se cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar un abandono y olvido de las personas que más quieren y las que alguna vez dependieron de ellos.