El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega, pidió a los nicaragüenses no olvidarse de la carta de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que le fue entregada personalmente a Daniel Ortega el 21 de mayo de 2014.
Por medio de su cuenta de Twitter, monseñor Báez, envió dos mensajes separados pero complementarios: “¡No dejemos caer en el olvido la carta de los obispos de Nicaragua de hace dos años, el 21 de mayo de 2014”. “Recordar un documento del magisterio episcopal es tomar conciencia de ciudadanía desde la propia fe”, expresó el popular obispo nicaragüense.
Se trata de una magnífica, necesaria y oportuna exhortación de monseñor Silvio Báez, porque la mencionada carta de los obispos es un mensaje de esperanza y de inspiración para recuperar el derecho a tener elecciones libres y transparentes, a disfrutar las virtudes de la democracia, a vivir con la dignidad humana plena que solo es posible con la libertad.
Además de sus mensajes por medio de Twitter, el obispo Báez dijo en declaraciones para LA PRENSA, que en su carta del 21 de mayo de 2014 “los obispos pedimos al presidente (Ortega) que diera su palabra de honor para que este año se realizaran elecciones transparentes, honestas y con observación nacional y extranjera. Esta exigencia sigue siendo fundamental para la estabilidad nacional, pues un fraude electoral desencadenaría una situación de violencia y confrontación que nadie quiere que se produzca”.
Esa petición de los obispos cobra más importancia ahora que se acercan las elecciones de noviembre. Pero Ortega, en vez de atenderla ha hecho todo lo contrario de lo que le pidió la Conferencia Episcopal. Como dice monseñor Báez, el Gobierno no ha atendido casi ninguno de sus planteamientos, mientras “la vida nacional se sigue caracterizando por un modo de gobernar autocrático y autoritario, por la supremacía de los intereses personales o partidarios por encima de los intereses nacionales, por la intolerancia como conducta política y por la incapacidad de afrontar y resolver en modo eficaz los graves problemas sociales y económicos que padece la gente”. Y reflexiona el prelado de la Iglesia católica que “lamentablemente muchos de los problemas enunciados en la carta del 21 de mayo de 2014 subsisten y algunos se han agravado. El desempleo sigue siendo alarmante, el costo de la vida crece continuamente mientras unos pocos individuos y grupos de poder siguen enriqueciéndose sin medida”.
Todavía hay tiempo para que Daniel Ortega atienda la petición de los obispos y se lave la cara, permitiendo que las elecciones del próximo noviembre sean transparentes y vigiladas por observadores internacionales. Eso no significaría regalarle nada a los obispos y al pueblo nicaragüense, sino simplemente reconocer lo que por derecho propio le pertenece a los ciudadanos.
