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Marvin Saballos Ramírez

Bordando una vida

A sus 83 años, doña Azucena, puntada a puntada, borda a mano bellas blusas de hermosas y coloridas flores, ninguna es igual a otra, cada una es una creación especial que llena de satisfacción a su creadora y de orgullo a las damas que las lucen. Son inspiradas en estilos mexicanos de Oaxaca, haciendo honor a las raíces paternas de su creadora.

Cada pieza le trae múltiples complacencias, la del artista que goza con su obra, la del productor que percibe sus ingresos, pero sobre todo la autoestima de sentirse autónoma y capaz de valerse por sí misma a su avanzada edad.

Sentada a la puerta de su casa, en la Calzada de Santa María, en Nagarote, recibe los saludos de familiares, amigos y transeúntes que circulan por su acera, pero la vida social no se limita a los saludos, asiste las actividades culturales del pueblo, a los acontecimientos familiares como cumpleaños, misas, funerales. Su activa vida social y cultural la ha llevado a recibir reconocimientos de las municipalidades en las que ha residido. En 2005 recibió un diploma de la Alcaldía de Corinto por su “Brillante contribución al arte y cultura de Corinto”, en 2010 la Alcaldía de Nagarote le otorgó otro diploma por “Su destacada labor promoviendo el arte y la cultura municipal” y esta labor la ha realizado principalmente en los años de vejez, al retirarse de la vida empresarial como comerciante en el Centro Comercial Managua y en Corinto.

Autoformada en variadas labores de artesanía manual de flores, adornos y juguetería, además de bordados, tejidos y alta costura, impartió numerosos cursos en las casas de cultura y programas sociales en Corinto, Nagarote y, por medio del PIME, en Esquipulas, Boaco, Camoapa, Juigalpa, Managua.

Hacia 1978, el padre José Shendell impulsó programas de reinserción sicosocial con “trabajadoras sexuales” en Corinto, una labor compleja y delicada, particularmente en aquellos años en que el estigma hacia la prostitución era altamente marcado; doña Azucena impartió voluntariamente cursos de artesanía en concha marina, logrando resultados de alta calidad que ganaron reconocimientos en exposiciones nacionales que se organizaron en Managua durante 1980.

Azucena desde muy joven tuvo espíritu emprendedor, al cursar el tercer grado su madre le dio a escoger entre terminar la primaria o aprender un oficio, ella escogió terminar la primaria y aprender mecanografía, lo que la llevó a laborar como secretaria en el Monte de Piedad en Corinto (antigua especie de banco de ahorro y préstamo popular). También fue líder juvenil en la campaña presidencial de Enoc Aguado en 1947. Casada a los 17 años, con Manuel Saballos, “solo con una mano adelante y otra atrás”, se dedicó a la familia, luchando hombro a hombro con su marido, hasta establecer un floreciente comercio en Corinto, que posteriormente trasladaron a Managua.

Procrearon seis hijos, a los que educó moral e intelectualmente. Todos son profesionales. Valga un ejemplo, desde niño me inculcó el respeto y el cuido a la mujer, a la futura esposa, y estoy hablando de 1950, cuando predominaba el más puro machismo y lo frecuente era oír decir a las madres, que mujeres habían muchas, pero madre solo una.

¡Ah! Y vive actualizada con la tecnología, es muy activa en las redes sociales, tiene su página en Facebook y se comunica por WhatsApp con todo el mundo.

Doña Azucena Ramírez de Saballos nos sigue dando lecciones de vida a cada momento, los años y las enfermedades limitan su cuerpo, pero no el espíritu, puntada a puntada sigue bordando primorosamente su vida.

¡Gracias, Madre, por tu amor y por tu ejemplo!

El autor es Psicólogo Social.

Opinión madre archivo
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