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La bailarina Haydée Palacios Vivas rememora sus 50 años de vida en el folclor, su rescate y educación. LA PRENSA/MAYNOR VALENZUELA

La bailarina Haydée Palacios Vivas rememora sus 50 años de vida en el folclor, su rescate y educación. LA PRENSA/MAYNOR VALENZUELA

“La calle fue mi maestra”, afirma la bailarina Haydée Palacios

De su primera aparición al público cuenta fue a sus cuatro años cuando bailó la romántica danza tradicional María Estela en una velada de la escuela y fue acompañada de la marimba los Hermanos Palacios. “Con ellos aprendí a bailar en las calles de Masaya”, dice Palacios.

“El que es de Masaya y no baila no es de Masaya”, dice entre sonrisas y convencida de esta pasión la maestra Haydée Palacios Vivas, quien festeja 50 años de enseñanza artística y 46 al frente del ballet de su mismo nombre.

“Ser Palacios Vivas en Masaya significa arte constante, arte heredado, arte manifestado en las diferentes actividades sociales”, declara orgullosa Palacios Vivas, quien ha educado a varias generaciones y llevado su arte fuera de Nicaragua.

Cuenta que su vida transcurre entre Managua y Masaya, esta última ciudad la vio nacer. Al respeto trae a colación una anécdota que le contaba su madre Haydée Vivas de Palacios, maestra y poetisa.

“Si viene de pie será bailarina”, le decía el médico que atendió su parto de gemelos. Niña y bailarina fue lo mejor que le pasó a su madre que le inculcó la pasión por el baile popular y amor al magisterio.

Se recuerda en su niñez vestida de vistosos trajes bailando Los diablitos de Masaya, entre otros sones y expresiones danzarias.

Arte que encontró resistencia en su padre Dagoberto Palacios Ruiz, un prominente abogado que deseaba una profesión lucrativa para ella.

“Dejala que ella nació artista”, le decía su madre; entonces Haydée era una niña estudiante del colegio Conchita Alegría y una buena alumna en danza, pero que reprobaba en Matemáticas y Química.

SUS MAESTROS

De su primera aparición al público cuenta fue a sus cuatro años cuando bailó la romántica danza tradicional María Estela en una velada de la escuela y fue acompañada de la marimba los Hermanos Palacios. “Con ellos aprendí a bailar en las calles de Masaya”, dice Palacios.

“La calle fue mi maestra, yo perseguía a los grandes de la danza tradicional”, reitera orgullosa y con nostalgia al recordar estos mágicos momentos.

Entonces seguía a los bailantes Alonso Montalván, un experto danzante del Baile de negras; Ramiro Rodríguez y otros.

Así disfrutó ver bailar las sonoras y alegres piezas de El solar de Monimbó, Los dos bolillos, El mate amargo, Aquella indita, El garañón, El viejo y la vieja y otros sones.

Se le vio bailar junto a su tío el Chino Palacios, Adela Zúñiga y Maira Gutiérrez, en las calles y escuelas de Masaya.

De su formación académica de danza clásica, recuerda a sus maestros Adán Castillo y Francina de Cateura, los que enriquecieron su arte y conocimientos.

MAESTRA DESDE 1966

En este año emigra a Managua, a los 18 años y se da cuenta que no habían manifestaciones folclóricas en las escuelas. Comenzó a dar clases a niños de primaria de la Escuela Rubén Darío.

“Recuerdo como si fuera hoy que mi primer alumno fue Danilo Areas, un sobrino del músico Chepito Areas (exintegrante del grupo Santana). A partir de ahí comienza mi enseñanza de la danza”, revela la bailarina.

Su visión y deseos de enseñar los secretos de los bailes folclóricos, la llevaron, tiempo después, a dar sus clases en escuela República de México y en la República de España, en este último forma su primer grupo, el Ballet Folclórico Juvenil, y gana un premio.

46 ANIVERSARIO

“Llevo 46 años dirigiendo el Ballet Folclórico y he formado a seis generaciones de jóvenes, desde entonces no he parado y sigo”, resalta Palacios Vivas. En una de sus celebraciones logró reunir a tres generaciones, la de 70, 90 y la actual.

La mayoría de integrantes del Ballet, surgido un 23 de abril de 1970, provienen del Instituto Central Ramírez Goyena, Colegio Primero de Febrero (Rigoberto López Pérez) y la Escuela Nacional de Comercio (Tecnológico Manuel Olivares).

Hace 25 años fundó el Ballet Folclórico de Niños Haydée Palacios. También se acredita ser la fundadora en los ochenta del primer grupo de bailarines sordo de Nicaragua (El ballet folclórico de la Escuela Nacional Melania Morales) y en su gira porHonduras fueron premiados.

Uno de sus alumnos fue Juan Javier López, actual presidente de la Federación de Asociaciones con Personas con Discapacidad (Feconori).

Uno de sus grandes logros, destaca Palacios, fue el premio que recibió en 1987 de la ASTC (Asociación Sandinista de Trabajadores de Cultura) por su coreografía de los Agüizotes.

“El premio fue hacer una gira por España, Barcelona, País Vasco, Madrid, Bulgaria y Canadá; luego en 1987 participa en festivales internacionales de folclor en Francia. Durante el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro realizaron presentaciones en las feria de Expo-Nica en Miami.

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El Ballet Folklórico Haydée Palacios se ha presentado numerosas veces en el Teatro Nacional Rubén Darío. LA PRENSA/ARCHIVO
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La pastorela, Los Promesantes de San Jerónimo y el Agüizote han sido llevados a los escenarios por Palacios Vivas. LA PRENSA/ARCHIVO
SU LEGADO EN LA DANZA

“Este es mi legado que pretendo escribir para que las futuras generaciones de estudiantes lo conozcan, lo preserven”, se compromete la maestra.

Estima que desde 1966 hasta este año les ha dado clases a unos cuatro mil alumnos, la mayoría residentes en Managua, y nombra a los que siguen sus huellas, a Wendy Montiel, María José Largaespada, Patricia Ruiz Mendieta, Leonor López,Gerardo Vázquez, entre otros. 

Entre sus grandes logros culturales, se refiere a la proyección de bailes como el Agüizote, el Zopilote de Monimbó, Los Promesantes de San Jerónimo y varios números de trabajos artísticos, que nuevos grupos folclóricos continúan llevando a los diversos escenarios.

Reconoce el acompañamiento por cinco décadas de los músicos de la Marimba Flor de pino, por 15 años de Juan Solórzano y Mario Sacasa, y recientemente del grupo joven Eco Latino.

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