Tuvo que ser New Hampshire, donde Sanders venció a Clinton por 22 puntos porcentuales en las primarias de febrero, bajo una gigantesca bandera norteamericana y con el lema: “Unidos somos más fuertes”, el lugar adecuado para demostrar la fortaleza del partido demócrata.
“La secretaria Clinton ha ganado el proceso de nominación democrática”, dijo Sanders. “He venido para que quede claro por qué respaldo a Hillary Clinton y por qué ella debe ser la próxima presidenta de Estados Unidos (EE.UU.)”. “Haré todo lo posible para que ella lo sea”.
Después de catorce meses de enfrentamiento mutuo, Sanders, que fue respaldado por doce millones de norteamericanos y que tuvo la característica de atraer al voto joven del país, tratará de ahora en adelante de influir en esa enorme masa de simpatizantes que él cautivó para que voten por Clinton.
Clinton ha tenido problemas para atraer a los jóvenes, independientes y liberales que apoyaron al senador Sanders en su “revolución política”, que buscaba demostrar que hay otra opción frente a los políticos tradicionales como Clinton, el espaldarazo de Sanders fue crucial y es el mejor símbolo antes de la convención demócrata a reunirse en pocos días, que el partido está unido para conquistar nuevamente la Casa Blanca.
Por otro lado, la Universidad Quinnipiac (Hamden, Connecticut) publicó en días recién pasados que la campaña antes de la convención de los dos partidos está prácticamente empatada.
El 42 por ciento de los posibles votantes se inclinan por Clinton y un 40 por ciento apoya a Trump. La encuesta muestra una ligera mejoría para Trump, que iba cuatro puntos atrás a principios de mes. Clinton es la clara favorita entre las mujeres, los votantes negros, los hispanos y los jóvenes.
Trump lidera entre los hombres, los blancos y los mayores de 65 años. Los votantes ven a Trump más fuerte en temas económicos y con más capacidad para gestionar la respuesta al terrorismo, mientras Clinton parece más confiable en temas como inmigración o la gestión de crisis internacionales.
Clinton también logra más aprobación en lo que se refiere a la preparación y experiencia para ser presidenta, pero Trump gana en liderazgo y honestidad. El tiquete republicano todavía está en oscilación, sin la presencia de la familia Bush, Mitt Romney o tradicionales donantes como Ford, General Electric y JPMorgan, quienes han enfatizado su distancia del candidato. Tal vez lo más interesante en Cleveland, si no ocurre una rebelión, va a ser la escogencia de la fórmula.
Mike Pence, podría ser, es abogado, político conservador de Indiana quien se desempeñó como legislador en la Cámara de Representantes (2001-2013) actualmente gobernador en dicho Estado. Pence ha dicho: “Trump entiende la frustración y las esperanzas del pueblo americano, como ningún otro líder de Norteamérica en toda mi vida desde Ronald Reagan”.
Pence necesita ser elegido como el segundo de la fórmula de lo contrario tendría que correr este noviembre buscando su reelección. Newt Gingrich, de Pensilvania, historiador y escritor, quien fuera candidato a la nominación presidencial del Partido Republicano en 2012, presidente de la Cámara de Representantes y nombrado el hombre del año por la revista Time en 1995, y cuya permanencia en el Congreso fue de más de veinte años, pareciera ser la más fuerte opción. Su temperamento, teniendo en cuenta el de Trump, haría de la fórmula un paquete explosivo.
Chris Christie, abogado y gobernador del estado de Nueva Jersey, podría ser una tercera posibilidad. En realidad, a partir de la próxima semana ya lo sabremos, mientras tanto esperemos la convención.
El autor es abogado.