El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sabe que perdería el referendo revocatorio de su mandato y por eso está poniendo toda clase de obstáculos, para que no se pueda realizar este año.
El referendo revocatorio es la única salida constitucional, cívica y pacífica, a la profunda crisis integral y terminal que sufre Venezuela, la cual solo se puede resolver con el cambio de gobierno.
La Constitución de Venezuela establece en su artículo 72 que “todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables”, lo cual incluye el cargo de presidente de la República. Agrega el mencionado artículo constitucional venezolano que, “transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del veinte por ciento de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato”.
Luego se mencionan los requisitos previos al referendo, comenzando por la presentación de una solicitud con una determinada cantidad de firmas de ciudadanos electores, a partir de lo cual el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe poner en marcha el procedimiento para convocar el revocatorio y fijar la fecha de su realización.
Pero el CNE, controlado por Maduro, le está dando largas al asunto y por su parte el gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pretende impedir el referendo exigiendo la ilegalización de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) bajo la falsa acusación de que hizo fraude en la recolección de firmas para pedir el referendo.
Es crucial que el referendo revocatorio se realice en este año, porque si la mayoría vota contra la permanencia de Maduro en el poder se convocaría a elección presidencial inmediatamente. En cambio, si la consulta se deja para el próximo año, el vicepresidente sustituiría a Maduro hasta terminar su mandato en 2019.
Una encuesta de Venebarómetro, que se dio a conocer esta semana, indica que el 64 por ciento de los venezolanos votaría contra Maduro. Solo el 29.3 por ciento quiere que termine su mandato. Eso es absolutamente comprensible porque el 73.4 por ciento de los venezolanos valora negativamente al gobierno de Maduro. El 92.9 por ciento de la población considera que la situación del país es muy mala. Y el 75.5 por ciento declara que sus tres principales problemas son la escasez de comida, medicinas y productos básicos, de lo cual culpan expresamente al gobierno de Maduro.
La mayoría de los venezolanos perdió la razón política al elegir a Hugo Chávez y después a Nicolás Maduro, pero la cruda realidad les ha devuelto el discernimiento y ahora entienden que solo saliendo del gobierno actual podrán también comenzar a salir de la crisis.
Si no hay referendo en 2016 se tendría que esperar hasta las elecciones de 2019. Pero el país y la gente ya no aguantan la crisis. Si no hay una salida pronto podría ocurrir una catástrofe. Eso es lo que la oposición quiere evitar con la realización del revocatorio este mismo año.