Las personas que catalogan las elecciones de noviembre como una farsa se mueven entre la decisión de abstenerse o de votar nulo. Sin embargo, algunos tienen miedo que haya represalias si no votan.
Este gobierno se ha caracterizado por jugar al garrote y a la zanahoria, mecanismos que han sido articulados desde sus más altas esferas, y que hasta ahora, les ha traído resultados en su esquema de dominación.
El garrote es generador de miedo, el cual se ha generalizado como sentimiento colectivo que los paraliza y les impide desafiar abiertamente a quienes gobiernan. El gobernante ha aprendido muy bien la lección de Maquiavelo que el Príncipe debe ser más que amado, temido.
El segundo, la zanahoria, responde a los halagos que este gobierno ha dado, no solo a los afectos al Gobierno, sino también a una gran cantidad de personas indiferentes y hasta contrarias a ellos, que a lo largo de estos años han sido beneficiados o tienen la ilusión de serlo, con lo cual compran la idea que la dádiva en algún momento tocará o volverá a tocar a sus puertas. Sin embargo, aunque no simpaticen, no se arriesgarán a poner en peligro ese beneficio que ante la situación de pobreza y vulnerabilidad se vuelve indispensable, pero además están conscientes que podrían ser “castigados”, si se abstienen de votar.
En este universo, además de los empleados públicos que arriesgan sus puestos, están las decenas de miles de beneficiados con los programas bono solidario, bono colectivo, hambre cero, usura cero, plan techo, lámina de zinc, materiales de construcción o títulos de propiedad; igualmente, los mil córdobas a los 56 mil bachilleres, el paquete alimenticio a las 400,000 familias etc. Todos ellos estarán bajo la lupa del tendido de los CPC, que encontrarán la manera de presionarlos en sus respectivos barrios y comarcas para evitar que se abstengan. Y seguro los “grandes hermanos” estarán allí en cada JRV pasando lista. Sin embargo, el votante debe saber que la cooperación venezolana que permitía esos halagos, se está terminando.
Pero también se aplica a los que hacen negocios con el actual Gobierno y que pueden ser puestos en la mira de los operadores gubernamentales para hacerlos doblar el rey, haciendo uso de los instrumentos que disponen, por lo cual tal vez prefieran no correr el riesgo de dejar en evidencia su oposición y seguramente harán las del güegüense, votarán pero con una mano metida en el bolsillo, ya sea para cuidar su plata o para hacerle la guatusa, y la otra mano en la boleta.
El desafío abierto de la abstención masiva sería posible si se tiene la conciencia política o cuando exista una oposición, que aunque ilegalizada, esté organizada, con un alto grado de legitimidad, con capacidad de movilización y liderazgo. Pero hasta ahora, las medidas arbitrarias de este Gobierno contra la oposición no se han traducido en grandes movilizaciones opositoras; por el contrario, el miedo a perder algún beneficio prevalece sobre la posibilidad de mostrar su desacuerdo a tales medidas.
Frente al miedo a la abstención, el voto nulo podría ser una oportunidad para mostrar su rechazo a este modelo dinástico de gobierno y, aunque tal vez no cuente; el mensaje sí, será leído por la familia presidencial como un referéndum silencioso con una clara señal que nos está llevando por un rumbo equivocado.
El autor es sociólogo. Autor del libro: Ramiro Sacasa Guerrero. El Poder de Servir. “Ni reelección ni herencia del poder”.
