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Las religiosas josefinas, cumplieron un siglo de labor social y caritativa a través de la fe, la educación y la salud en Nicaragua. LA PRENSA/ R. FONSECA

Un siglo sirviendo a Dios y al prójimo

La Congregación de las Hermanas Josefinas cumplió cien años de presencia en el país y continúan su caminar de amor al prójimo.

Ríen como niñas y son buenas conversadoras. Han existido por un siglo haciendo obras de amor por Nicaragua. Han estado presentes en la fe, en la salud y en la educación.

La Congregación de las Hermanas Josefinas cumplió cien años de presencia en el país y continúan su caminar de amor al prójimo.

Madre Lupita Dubón Paguaga, de origen nicaragüense, tiene 89 años de edad, de los cuales 68 los ha dedicado a la vida religiosa de la que dice estar feliz.

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La Madre Lupita Dubón, ha dedicado 68 años de vida religiosa y a sus 89 años, asegura estar fuerte para continuar. LA PRENSA/ R. FONSECA

“Yo he sido muy feliz sirviendo en la vida religiosa. He tenido grandes penas, pero las he podido superar. Pertenecer a esta Congregación de las Hermanas Josefinas ha sido mi mayor felicidad y le doy gracias a Dios”, asegura Dubón, quien trabajó como guionista de Televisa, en el programa Casos de la Vida Real, que conducía la actriz Silvia Pinal. Dubón se formó con los Jesuitas, vivió durante 54 años en México, de los cuales seis años trabajó para la cadena Televisa.

Madre Lupita, pese a su edad, sigue fuerte y se cataloga como una persona con “carácter fuerte” y señala que “no con facilidad me doblego”.

En la actualidad trabaja en el colegio San José, en Jinotepe, una institución con 800 alumnos.

Gozos y dolores

La religiosa María Antonia Peralta, de 66 años y originaria de Corinto, confiesa que su experiencia en la vida religiosa dentro de la Congregación ha sido de “gozos y dolores”, pero con inmenso agradecimiento a Dios por ser instrumento de amor.

“Gracias al Señor he tenido una vida de gozos y dolores, pero son más los gozos que los dolores. La pena es que a veces uno quisiera servir de lo mejor y a veces no resulta, pero realmente mi vida religiosa ha sido de gozo, realmente el Señor ha sido maravilloso y me gozo con servir al prójimo”, afirma la hermana Josefina, quien actualmente sirve a la Congregación en el Hogar Guadalupe, en Matagalpa, una escuela casa-hogar.

“Nací para el señor”

Madre Gloria María Ortez, de 80 años de edad y originaria de San Fernando, Nueva Segovia, asegura: “Soy nicaragüense por gracia de Dios”.

Esta religiosa está ubicada en una escuela de la Congregación en el municipio de El Crucero.

“A mis 80 años de edad puedo decir que he sido feliz en esta Congregación y el Señor me ha regalado 60 para servirle a Él y al prójimo y eso me hace infinitamente feliz”, dice muy contenta la religiosa.

Madre Ortez advierte que a sus 80 años de edad ha reflexionado para revisar su vida.

“Estos 80 años a mí me invitan a revisar qué he hecho con el don de Dios en mi vida y pienso ¿por qué me hice religiosa? Y llegué a la conclusión que yo nací para el Señor porque no recuerdo haber tenido otra inquietud, otro deseo más que ser de Él desde que hice mi primera comunión”, reflexiona la religiosa, quien también recibió educación religiosa en el noviciado de México.

Experiencia de vida

En la vida de cada religiosa josefina hay una experiencia de vida y en sus labores solamente existe la palabra servir, un servicio dedicado a los más excluidos de la sociedad.

Estas religiosas aprovechan la vida para amar al próximo. “Acá no hay tiempo que perder. Nuestro tiempo está para ver qué podemos hacer con aquellas personas que lo necesitan”, expresa una de las religiosas que se ubica en Managua.

Tiempo de aburrirse no hay

Madre Sonia Morán, superiora provincial para Centroamérica y el Caribe de la Congregación Josefina, afirma que se siente realizada en sus 32 años de vida religiosa, experiencia que ha vivido en Nicaragua.

“Mi vida religiosa ha sido de crecimiento espiritual y humano, donde ha habido de todo, pero en ese todo, la experiencia de Dios se ha dejado sentir”, reflexiona Morán, originaria de El Salvador, quien llegó al país a la edad de 16 años he hizo sus votos a los 20 años.

La religiosa recuerda que una de las experiencias más duras y dolorosas que ha vivido en el país fue el impacto del huracán Mitch, que causó la muerte de miles de nicaragüenses, sobre todo en la zona de occidente, con el deslave del volcán Casita.

“La experiencia del huracán Mitch fue terrible, dolorosa y recuerdo que solo éramos tres hermanas en la comunidad. Fue una experiencia bien fuerte, pero me enseñó mucho”, meditó la religiosa.

De acuerdo con la religiosa resume sus 32 años de servicio a Dios como “bien vividos”.

“He vivido muy de cerca la necesidad de la gente pobre y eso me ha impactado bastante. Siento que mis 32 años de vida religiosa han sido bien vividos. Soy una persona bien inquieta y quizás eso me lleva a meterme en todo; ayudar en todo. Me siento contenta. Me siento realizada”, afirmó la hermana Sonia Morán, quien tiene su sede en San Juan de Oriente.

Sin tiempo de aburrirse

“Tienes mucho que hacer. Hay tanta necesidad a tu lado que lo que menos tiempo tienes es de aburrir. La vida se te va, la gasta, la desgasta y siempre hay mucha necesidad y de trabajo por los que la sociedad más relega, más excluye, los ancianos, los niños, es una experiencia de vida. La verdad este es un trabajo tan hermoso, se me pasa la vida, no hay tiempo de cansancio ni de aburrirse y esta es una vida de fe, de entrega y de renuncia”, expresó la hermana Sonia Morán, superiora de la congregación.

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