Cómo han cambiado las cosas en unas pocas décadas, las nuevas tecnologías han revolucionado todo.
Me refiero a la forma de escribir, de comunicarnos y de leer. Les puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que muchos de ustedes, incluso aquellos que siempre han sido “ratones” de biblioteca, y han devorado volúmenes enteros de libros impresos, ahora pasan más tiempo delante de la pantalla de su computadora.
Ya vemos como muchas revistas y periódicos solo han quedado como ediciones digitales y los libros electrónicos han invadido nuestra cotidianidad, para alegría de muchos y malestar de otras personas que consideran que es mejor y más sabroso leer en papel.
Según algunas estadísticas, el 78% de la población lee en formato digital, por variadas razones, lo hacen aunque sea solo para buscar en Google o para curiosear en las redes sociales.
Esto significa que los hábitos de lectura están cambiando, atrás quedó el butacón al lado de la lámpara y las pantuflas, ahora tal vez solo queden las pantuflas pero la gente lee en el bus, el parque, la cafetería o la cama.
La lectura en formato digital tiene sus diferencias, muchos lectores señalan cansancio en la vista cuando leen en la computadora, visión borrosa o molestias por posturas inadecuadas, por eso es más fácil leer un periódico que una novela o ensayo extenso.
Muchas de estas molestias se pueden eliminar al usar la iluminación adecuada, con tener una buena postura, hacer pausas durante la lectura y estar a una distancia prudencial del texto.
Al final las generaciones futuras como no vivieron la transmisión del formato impreso al digital podrán leer más fluidamente y con mejor comprensión que nosotros, ya hay estudios que demuestran que los más jóvenes logran mayor capacidad de razonamiento y efectividad en el formato digital. Bienvenidos los cambios, siempre y cuando sean para mejorar y que se puedan aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje.