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Decía la Dama de Inglaterra que Europa fue creada por la historia y Estados Unidos por la filosofía. Posiblemente habría que agregar que Iberoamérica fue creada por dictadores y caudillos.

¿Nuevo proceso?
Decía la Dama de Inglaterra que Europa fue creada por la historia y Estados Unidos por la filosofía.  Posiblemente habría que agregar que Iberoamérica fue creada por dictadores y caudillos.

Después de la Independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa comienza el proceso de las independencias de las colonias iberoamericanas. En el caso de Estados Unidos, las trece colonias se sentaron, pensaron, debatieron, escribieron y crearon una república fundamentada en la libertad. Dice Niall Ferguson que Francia escogió a Rousseau y Estados Unidos a Locke.

Las colonias iberoamericanas, a pesar del sueño de Bolívar y su Gran Colombia, decidieron repartir  la finca. Un pedazo para ti, otro para mí y así nacieron los estados naciones que hoy  conforman la otra América.

Así como en la Revolución Francesa sus dirigentes fueron guillotinados, en algunos casos, en Iberoamérica  los fundadores fueron “tragados” por el proceso y se decidieron por el exilio. Mas luego, sus restos habrían de ser traídos a sus naciones para colocarlos en el Panteón de la Patria.

Desde la Patagonia hasta México los caudillos o dictadores, cual caricaturas de los  monarcas del imperio, conformaron una supuesta república en la que la voluntad del gobernante de turno dirigía todo el entramado de las supuestas instituciones de esas repúblicas.  Los ejemplos no faltan, sobran.

Y llegó el siglo XX. Iberoamérica no podía salir del juego. El mundo se dividió en  dos, el Este y el Oeste y comenzó otro juego. Por un lado hacen su aparición las guerrillas como nombre y no como propósitos. Unas guerrillas con marca y promovidas desde  el Este y, por supuesto, el otro lado tenía que actuar y las intervenciones del imperio norteamericano también hacen su aparición en Iberoamérica.

Al parecer ese conflicto entre los imperios puso fin a las dictaduras que empiezan a caer cual fichas de dominó con la excepción de Cuba que aún permanece anclada en un comunismo desaparecido del juego global. Comienza un proceso de democratización en el que los gobiernos cumplen con el requisito democrático de celebración de elecciones trastocando una y otra vez el papelito constitucional que le permite quedarse. Asunto de formas y, por supuesto, de caudillismo.  Otra vez los ejemplos no faltan, sobran.

Dice el último informe de Latinobarómetro que  “la evidencia de 18 países iberoamericanos refleja, tal como funcionan las democracias en esta región, que no han producido demócratas”.

¿Son los recientes acontecimientos en Argentina, Colombia, Venezuela y Brasil señales de un nuevo proceso? ©FIRMAS PRESS
Violeta Yangüela. Periodista y escritora dominicana.

 

Lo que todo político debería conocer
Alguien dijo que los miembros del  autollamado  Partido Liberal no son verdaderos liberales. Es cierto, eso se nota al escuchar sus diatribas diarias en la radio. Por eso es bueno que orientemos al pueblo acerca de la historia del liberalismo y de cómo se llegó a la democracia moderna.

Todo comenzó con Isaac Newton, aquel científico inglés que escudriñó las leyes del universo, usando solamente la razón, en su escrito La Principia Mathematica, publicado en 1687.

Allí explica de manera científica los fenómenos a los que anteriormente no daban respuestas los oscurantistas, como la ley de gravedad, la circunvalación de los planetas alrededor del sol, evolución humana, y de la fauna y la flora, etc.
Eso despertó del letargo medieval a los científicos, políticos y escritores, quienes empezaron a preguntarse cuál sería la mejor forma de gobierno de los hombres.

Ya antes Hobbes había dicho que el poder no era divino, sino un convenio entre gobernantes y gobernados.

Locke dijo que en el convenio con el monarca los hombres se habían cuidado en no ceder su derecho sobre la vida, la propiedad y la libertad.

Montesquieu, en su libro El Espíritu de las Leyes, publicado en 1748, escribe que la mejor forma de gobierno es la separación de las tres formas de poder: ejecutivo, legislativo y judicial.

Rousseau explicó en su Contrato Social  que la mejor forma de gobierno era la que resultaba de la elección popular.
Voltaire abogó por la tolerancia religiosa y la libertad de expresión; dijo que había que aplicar la razón, apartándose de los complejos religiosos, y separar el Estado de la Iglesia.

Y de último, Diderot reunió todas estas ideas de la Ilustración en la Enciclopedia, recopilada entre 1751 y 1772.
De allí resultó la Revolución Francesa que dio principio a los gobiernos de monarquías limitadas, o parlamentarias, y a las repúblicas democráticas modernas.

En Norteamérica, hombres ilustrados como Benjamín Franklin,  Thomas Jefferson, Paine, Hamilton aplicaron esos principios a la Constitución de la nueva nación americana.
Han pasado 240 años y continúa la misma Carta Magna. Para modernizarla sencillamente hacen adendum.
Claro que hay otros pensadores que contribuyeron a descubrir la verdad usando la razón, y el estudio, como: Copérnico, Kepler, Galileo, Lavoisier, Charles Darwing y Adam Smith, pero su descripción no alcanza en este escrito.
Deberían conocer estos principios los universitarios y los  que se auto llaman “liberales”, conservadores, socialcristianos, socialistas.

Además no basta conocerlos sino enseñarlos, meditarlos y practicarlos, porque costó muchos siglos al ser humano encontrar esta forma de gobierno: la democracia.

La democracia no es perfecta, pero es la mejor forma de gobierno. Es decir: elección popular y alternada, libertad de expresión, tolerancia religiosa y política, separación de poderes y del Estado de la Iglesia.
Recordemos que el ciudadano informado es el mejor ciudadano.
Eddy Kühl.

 

Cánceres empresariales
El cáncer es una condición de mala salud con una característica muy especial, es difícil de descubrir y de curar, sin embargo los especialistas aseguran que si se detecta a tiempo puede tener cierta posibilidad de ser curada de raíz.

De igual manera sucede con uno de los cánceres empresariales que ataca silenciosamente a las organizaciones, estoy hablando del fraude empresarial. Esto,  para llegar a ser un hecho consumado debe involucrar a varias personas incluyendo en muchos casos a altos directivos, el fraude nunca se planea por una persona. Los socios y directivos deben tomar en cuenta que existe ese margen de riesgo y que en su empresa esté desarrollándose silenciosamente ese tipo de enfermedad. Esta condición de riesgo puede nacer a los más altos niveles ejecutivos, en donde están sentadas las bases de la toma de decisiones financieras, estas bases soportan las operaciones de toda la compañía.

Los socios y ejecutivos deben de estar vigilando cuentas y partidas específicas para prever un fraude de magnitudes corporativas. La mejor manera de hacerlo es conociendo de qué se alimenta el cáncer del fraude y como puede estar carcomiendo las cimientes financieras y operativas de la organización de manera irreversible. Se recomienda que para vigilar de cerca esa posibilidad debemos mantener la lupa sobre rubros y cuentas específicas y contratar a un profesional capacitado en temas de fraude y que junto con el departamento de auditoría interna velen por evitar esa condición.

En nuestro gremio profesional tenemos esas especializaciones. No confundamos las especialidades ya que la auditoría interna es una bella especialidad pero diferente a las habilidades antifraude, aunque ambas pueden y deben de trabajar por un objetivo común, el aseguramiento de todos los bienes y tesoros de la compañía, de tal forma que debemos cuidar que los estados financieros que a usted le presenten no estén maquillados ni con errores significativos. En muchas ocasiones los estados financieros son presentados para tomar serias decisiones y que sus usuarios vean la radiografía completa de la empresa, sin embargo, muchas veces son alterados por conveniencia.
Eduardo Urtecho.

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