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Jackie Kennedy

Natalie Portman como Jacqueline Bouvier Kennedy en la cinta Jackie. LAPRENSA/Agencias

Descubra cómo fue la misteriosa y apasionante vida de Jackie Kennedy en el cine

Jackie es todo lo contrario de lo que el espectador podría imaginar de una película sobre una de las más icónicas primeras damas de Estados Unidos (tan icónica como Eleanor Roosevelt o Michelle Obama).

Jackie, más semblanza psicológica que biografía convencional de Jacqueline Bouvier Kennedy, es todo lo contrario de lo que el espectador podría imaginar de una película sobre una de las más icónicas primeras damas de Estados Unidos (tan icónica como Eleanor Roosevelt o Michelle Obama).

El estilo profundamente contemplativo (con abundancia de primeros planos de la protagonista), no es el característico del director, el chileno Pablo Larraín (esta es su primera película en inglés), cuyos filmes suelen ser deliberadamente provocadores.

Salvando las distancias, Jackie nos recuerda la obra maestra del danés Carl Theodor Dreier, La pasión de Juana de Arco, filme silente de 1928, que narra el juicio de la santa a base de elocuentes primeros planos de la actriz Maria Falconetti.

La ambientación de Jackie es simple y realista, no hay concesiones a la espectacularidad. El argumento (escrito por el periodista y productor Noah Oppenheim, premiado en el Festival Internacional de Cine de Venecia) carece de especulaciones tendenciosas o intromisiones innecesarias en la vida íntima de los personajes.

Natalie Portman, ganadora del Óscar

Jackie
Peter Sarsgaard en el papel de Bob Kennedy y Natalie Portman como Jackie, en una escena de la cinta. LAPRENSAAgencias

La actuación de Natalie Portman, excelente actriz nacida en Jerusalén, ganadora del Óscar en 2010 por El cisne negro, reproduce el ritmo monótono de Jackie al hablar ante las cámaras de televisión, como si en ningún momento hubiera querido opacar a su marido o violentar su imagen de esposa sumisa.

Precisamente por este motivo, el escritor español José Luis de Vilallonga no la incluyó en su serie de entrevistas a celebridades para su libro Gold Gotha. No le pareció que la ex primera dama pudiera decirle nada interesante. Y la verdad es que, al oírla hablar, daba esa impresión.

El filme nos muestra la otra cara de Jackie, una mujer reservada pero sumamente inteligente, con una gran fuerza interior, dispuesta a hacer realidad sus decisiones sin importar el costo. Siempre se alabó su capacidad para educar bien a sus hijos en circunstancias adversas y en medio de la opulencia (que suele ser perjudicial para la descendencia) y su decisión de trabajar como editora en Viking Press y Doubleday, después de su controversial matrimonio con el multimillonario Aristóteles Onassis.

Pero la película no nos muestra a la Jackie de los medios de comunicación masiva. Larraín se centra en el mundo interior de su personaje, empleando un recurso narrativo utilizado por Richard Attenborough en su filme sobre Chaplin: deshilvanar la trama en flash backs, tomando como punto de partida la entrevista de un periodista con el personaje central.

La primera parte del filme reconstruye el recorrido de Jackie ante las cámaras de televisión por la Casa Blanca, que acababa de remodelar.

La parte central de la película es una reflexión sobre el impacto que produjo en la primera dama el asesinato de su marido, el 35 presidente de EE. UU., John F. Kennedy, especialmente el sentido de culpabilidad común en las personas que se encuentran al lado de alguien que muere súbitamente. Y casi de inmediato, el darse cuenta de que al haber dejado de ser primera dama, debía abandonar la histórica mansión con la que tanto llegó a identificarse.

Este segmento incluye la firme decisión de Jackie de caminar detrás del ataúd durante el cortejo fúnebre (a lo que se oponían los miembros del personal de seguridad) y sus instrucciones con respecto al entierro. Dentro de su aparente timidez, tenía sentido de grandeza, sentido de la historia.
El desenlace se enfoca en las reflexiones de Jackie sobre su propio papel en la historia y el legado de la relativamente breve administración de su marido.

Producto de la necesidad de buscar significados trascendentales en medio del aparente caos, fue su idea de comparar la era Kennedy con Camelot, la corte del legendario rey Arturo.

En un momento del filme escuchamos la voz de Richard Burton interpretando la canción Camelot, del musical del mismo nombre, que el actor galés coprotagonizó en Broadway junto a Julie Andrews como la reina Genevere, meses antes de la muerte del presidente.

El tema subyacente es la necesidad de reconstruir acontecimientos históricos de acuerdo con diferentes intereses y necesidades. Y muchas veces, la historia es una magnificación o una demonización de hechos reales, con el propósito de darles sentido para las generaciones futuras. Por eso se construye y desconstruye continuamente.

El final muestra a Jackie consultando con un anciano sacerdote católico (interpretado por John Hurt, el Hombre Elefante en la película de 1980). El sacerdote hace una declaración sorprendente: “Cuando uno llega a comprender que no hay respuestas a todas las preguntas, no queda más alternativa que suicidarse o aceptar la realidad. No seguir buscando”.

La música minimalista, con notas discordantes, aisladas, de la compositora inglesa Mica Levi, realza la atmósfera austera del filme. Una opción mejor que haber prescindido completamente de música.

Cultura cine Jackie Natalie Portman archivo

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