14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Rubén Darío y la libertad

Hoy se conmemora el 150 aniversario del nacimiento del poeta nacional, Rubén Darío.

Darío es un símbolo de la identidad, la cultura y la nacionalidad nicaragüenses, una de las pocas figuras históricas que unen prácticamente a toda la nación y concentran en ella la admiración y el respeto internacional.

Son muchas y diversas las razones para rendir culto a la obra de Rubén Darío y honrar su memoria. Para nosotros, la principal es su pasión por la libertad, el supremo bien jurídico, moral y político por el cual —dijo Cervantes por boca de Don Quijote— se puede y debe aventurar la vida.

Darío pasó en 1893 frente a la Estatua de la Libertad, en la entrada de la ciudad de Nueva York por donde llegaban a los Estados Unidos los emigrantes europeos en busca de la libertad, y después de esa iluminadora experiencia escribió la hermosa oración que dice:

“A ti prolífica, enorme, dominadora. A ti Nuestra Señora de la Libertad. A ti, en cuyas mamas de bronce alimentan un sinnúmero de almas y corazones. A ti, que te alzas solitaria y magnífica sobre tu isla, levantando la divina antorcha. Yo te saludo al paso de mi steamer, prosternándome delante de tu majestad. Ave libertad, llena de fuerza; el Señor es contigo: bendita tu eres”.

Devoto de la libertad, Darío añora en su poema A Colón a los aborígenes americanos que, “libres como las águilas”, perseguían a los pumas y los bisontes”. Y deplora que “tras encanalladas revoluciones, la canalla escritora mancha la lengua que escribieron Cervantes y Calderones”.

Cuando se conmemoró el centenario del nacimiento de Rubén Darío, en enero de 1967, un notable intelectual islandés estudioso de la obra dariana, Halldor Sigurdsson, escribió que “Darío cantó a la libertad, expresó que Nicaragua tenía que ser libre como un león y, de encontrarse con la muerte, morir gritando ‘¡Libertad!’, pero los únicos leones que se encuentran hoy en día en el país son los que Somoza tiene enjaulados, en una mazmorra subterránea del Palacio Presidencial, para torturar a los prisioneros políticos”.

En realidad, políticamente eran tiempos sombríos aquellos cuando se conmemoró el siglo del nacimiento de Darío. Apenas cuatro días después del primer centenario del natalicio dariano, se produjo la masacre del 22 de enero, en la avenida principal de Managua y, dos semanas más tarde, tuvieron lugar los comicios irregulares del 4 de febrero de 1967 con los cuales el dictador Anastasio Somoza Debayle impuso su reelección presidencial.

Al conmemorarse ahora el 150 aniversario del nacimiento de Rubén Darío, ya no hay un palacio presidencial con leones enjaulados para torturar a los presos políticos. Pero igual hay una dictadura que tiene secuestrada la libertad, y otra vez, como dijera Rubén Darío en el poema A Colón que hemos mencionado antes: “Cristo va por las calles flaco y enclenque, Barrabás tiene esclavos y charreteras”. Y las panteras represivas lucen con inculta arrogancia sus galones.

Sin embargo, como Darío lo anunció, Nicaragua tiene que ser libre como un león en su hábitat natural. Y no cabe ninguna duda de que lo será.

Editorial Managua Rubén Darío archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí