Emprender una idea de negocio y dar los primeros pasos puede resultar abrumador al determinar el peso de los gastos operativos tales como la renta de un local, pago de teléfono, internet e impuestos. Pero hay una tendencia que data desde 2005 en Estados Unidos y ha venido a traer esperanza a quienes deciden comenzar su propia historia de negocio en países como Nicaragua.
Se trata del coworking o trabajo colaborativo, que reúne en un mismo espacio a emprendedores con ideas en marcha o en incubación y que comparten gastos o bien pagan una membresía para ser parte de una oficina con todo incluido.
Y aunque tiene más de diez años de estarse empleando esa modalidad de negocios en otros países, los primeros esfuerzos locales bajo ese concepto vienen de 2016.
María Fátima Navarro, gerente de la tienda de ropa Lady Godiva y del centro para hacer negocios La Placita, vivió por más de diez años la ausencia de una oficina que le permitiera brindar un mejor servicio a sus clientes o bien el espacio para exponer las prendas que mercadea en las redes sociales.
La falta de ese espacio para la distribución de ropa femenina se estaba convirtiendo en una amenaza para la estabilidad del negocio que estaba empezando y que actualmente tiene su propia línea y sello, dice Navarro.
“Muchas veces entregás en los centros comerciales y es peligroso, tedioso, te tratan mal y resta a tu imagen de la idea que tienes”, asegura la emprendedora.
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Y al igual que Navarro, María Auxiliadora García, gerente de MAG Diseño Integral, recuerda que la falta de esa oficina la hacía gastar más de lo que en la actualidad puede pagar en concepto de renta de espacios que se han diseñado para el coworking.
“Yo me acuerdo que en un mes podía desembolsar hasta doscientos dólares por consumo en cafeterías y centros comerciales y ahora invierto la mitad y tengo mejores condiciones”, asegura García quien es arquitecta y diseñadora de interiores.
Es más rentable
Si en algo coinciden estas emprendedoras es que encontraron en el coworking la oportunidad para incrementar ventas y pagar menos por gastos operativos que son muy importantes.
“Lo primero que valorás es que es más económico, tomando en cuenta que en mi caso no paso todo el día en la oficina y establecerte en espacios de grupo para compartir es hasta más enriquecedor”, afirma García.
Sara Lila Cordero, fundadora del centro de emprendimiento La Fábrica, en Managua, explica que otra de las ventajas de ese modelo de negocios que en Nicaragua recién se da a conocer es que permite recibir retroalimentación, pero con una perspectiva más amplia.
“Al tener en un mismo lugar a varios profesionales y se identifica que alguno está teniendo algún inconveniente, entre todos pueden abonar en la creación de soluciones que sean creativas y más amplias”, manifestó Cordero, quien cree que la receptividad y tolerancia a otros puntos de vista es clave en el desenvolvimiento.
Universidades se ajustan
Uno de los aspectos en los que García y Cordero concuerdan es en la necesidad que los pénsums universitarios se ajusten a las nuevas demandas de los jóvenes.
“En la medida que las nuevas generaciones crecen, en ese mismo camino los centros de estudios deben adaptarse a los cambios que traen consigo, y darles las herramientas necesarias para que estén preparados al momento de salir”, expresó Cordero.
Eveling Martínez, coordinadora del Centro de Innovación que inaugurará la semana entrante la Universidad Centroamericana (UCA), explica que los esfuerzos se concentran en darle a los bachilleres más herramientas prácticas y menos teoría.
“Si a una conclusión hemos llegado es que las nuevas generaciones necesitan más espacios que les permitan desenvolverse, ser ellos mismos, que se inspiren y emprendan sin temor. Es un trabajo integral en las universidades y esa es la idea que pretendemos con el Centro de Innovación”, agregó la catedrática.
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Para Martínez es necesario incluso que un espacio en el que se realiza coworking pueda acercar a los empresarios y entidades de Gobierno con el fin de que puedan convertirse en posibles desarrolladores o inversores de esa idea de negocios.
Cordero, por su parte, agrega que al menos en el centro que ella dirige ya existen charlas para acercar a inversores “ángeles” que faciliten capital semilla a los treinta emprendedores que forman parte de La Fábrica.
“Asimismo un espacio de coworking tiene que ayudar a sus emprendedores a establecer nuevas alianzas tanto estratégicas como empresariales”, manifestó Cordero.
Fuera del mapa mundial
Esta nueva corriente para que los emprendedores hagan negocios en Nicaragua hasta 2013 no era visible en el mapa mundial.
Las estadísticas del Censo Global de Coworking, publicadas con datos hasta 2013 por el sitio Deskwanted.com, refleja que existían 2,498 espacios en ochenta países del mundo.
Pero en esa amplia lista no aparece Nicaragua, Guatemala, Honduras ni El Salvador.
Sin embargo, en el caso de Estados Unidos —que es la economía que lidera el ranking con 781—, se debe al aumento de las ideas de negocios de estudiantes que egresan de sus carreras y que se aventuran tras el establecimiento de su propia idea de empresa.
Sin legislación
Uno de los aspectos que las nuevas tendencias para hacer negocios no están tomando en cuenta es la regulación jurídica, explica Rodrigo Ibarra, presidente del programa Emprendedores Juveniles que ejecuta el Instituto Nicaragüense de Desarrollo.
Ibarra, quien también es abogado, sostiene que es válido preguntarse si esas novedades empresariales necesitan de una legislación especial para que los emprendedores tengan igualdad de condiciones.
“Es importante revisar cómo reducir las barreras legales que existen para que los nuevos empresarios puedan establecer sus negocios e implementar con facilidad prácticas como el coworking en Nicaragua. Sin duda alguna, la burocracia, los altos costos y lista de requisitos por cumplir deben reducirse para facilitar la apertura de nuevos negocios”, aseguró Ibarra.
En ese sentido Ibarra cree que si bien debe haber regulación y control, las mismas deben ser amigables para los nuevos empresarios en Nicaragua.
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Empezó en San Francisco
Compartir un mismo espacio y reunir a trabajadores de diferentes disciplinas se conoce actualmente como coworking, una práctica que surgió en el 2005 en el piso de un joven programador informático, Brad Neuberg, en San Francisco, Estados Unidos, recuerda la fundadora del Centro de Emprendimiento La Fábrica, Sara Lila Cordero.
Neuberg fue uno de los fundadores de Citizen Space, un proyecto vinculado la idea de coworking que tenemos hoy. Así, el Citizen Space es un lugar que tiene lo mejor de una cafetería —el entorno social— y lo mejor de un lugar de trabajo —la funcionalidad y la productividad—. Desde la ciudad estadounidense de San Francisco el coworking se ha extendido rápidamente a muchos países.